Estoy convencida de que la mirada con la que contemplamos al mundo es capaz de cambiarlo, del mismo modo que de que la mirada que dirigimos a nuestro propio interior es capaz de transformarnos en aquello que queremos ser.
LO QUE ME MUEVE
- La vida sin residuos. Puede que sea una utopía, pero hago todo lo que está a mi alcance por acercarme cada vez más a ella y, además, ayudar a quien quiera acompañarme.
- El consumo responsable y consciente. Porque cada vez que compramos algo, apostamos por un proyecto y, más aún, por un modelo social y económico.
- La alimentación de verdad, de proximidad y ecológica. Por nuestro planeta, por nuestras familias y, desde luego, también por nosotras mismas.
- La moda sostenible. Porque me encanta vestir bien, pero sé que no necesitamos un montón de prendas de vestir, y no estoy dispuesta a colaborar con la explotación social y ambiental a costa de mi apariencia.
- La cosmética ecológica. Amo la cosmética, siempre que sea respetuosa con el medio ambiente y con todos los animales que convivimos en este planeta. Adoro a las marcas que hacen bien su trabajo y a veces creo mis propios potingues en casa.
- Descubrir lugares nuevos. Siempre estoy atenta a lo que nos ofrece Barcelona y no pierdo una oportunidad de viajar de la forma más sostenible que pueda. Porque viajar abre la mente y nos llena de oxígeno.
- El activismo. Porque cuando actuamos de forma colectiva, nuestro poder transformador se multiplica.
Creo en el enorme valor de los pequeños gestos y compromisos, sé que la única gran constante del universo es el cambio y conzco el poder transformador de los corazones inquietos. A través de mi propio recorrido hacia una vida sostenible, dejo las pistas que están a mi alcance para ayudar a multiplicar ese movimiento hacia un futuro mejor. Porque la esperanza me mueve hacia adelante.
Aunque sé que ser ecológica en medio de una ciudad como Barcelona puede parecer una misión imposible, estoy convencida de que, precisamente gracias al puñado de contradicciones que encierran estos reinos del caos y la creatividad, tenemos mucho por hacer en nuestro día a día. Comenzando por reducir, porque tenemos demasiado de dónde cortar.
Por eso intento sembrar consciencia del impacto ecológico de nuestros hábitos de consumo, transporte, entretenimiento, alimentación, educación y, en general, nuestros hábitos vida. Y así, ayudar a que nuestra huella ambiental sea la menor posible.
Soy Yvelisse (Yve) Ramírez Plessmann
Soy divulgadora ambiental, conferenciante, activista, ecoemprendedora, además de consultora en comunicación para empresas de impacto positivo. Y, sobre todo soy un alma inquieta y obstinadamente optimista.
Nací en Caracas y me dejé adoptar por Barcelona en el 2001. Este cambio a los 24 años, tener una hija a los 30 o vivir la crisis del 2008, son algunas de las cosas que me han hecho reflexionar en profundidad sobre el impacto que tiene nuestra forma de vida.
En 2013 comencé a escribir el blog de sostenibilidad, La Ecocosmopolita, para sensibilizar y empoderar a otras personas y ayudarlas a conseguir su propia ruta hacia una vida más sostenible y, al mismo tiempo, convertirse en agentes de cambio en su entorno.
En mi libro Residuo Cero Comienza a restar desde casa (2019), abordo el problema de la contaminación por residuos y, sobre todo, las herramientas con las que contamos para hacerle frente.
En 2016 fundé junto a mi amiga Tere Castillo Usar y Reusar, la primera tienda especializada en el estilo de vida residuo cero de Barcelona. Cuantro años después, atraída por nuevos retos, decidimos traspasar la tienda online.
Debo gran parte de lo que soy hoy a mis hijas: la mayor me regaló una conexión con lo más profundo de mi ser y, al mismo tiempo, del planeta. A ella le debo la inspiración y la motivación que hay detrás de La Ecocosmopolita. La menor llegó con una enorme lección de humildad, amistad y empoderamiento. Sin la energía que me trajo, no hubiera llegado hasta aquí.
Por eso siempre intento observar la realidad desde la esperanza, y contagiar a otras personas de la convicción de que en nuestras manos está la posibilidad de crear un mejor mañana. Porque aunque tengo plena consciencia de que vivimos una situación de emergencia ambiental, también sé que, como escuché decir alguna vez, no hay tiempo para ser pesimistas.