Que sea una ecocosmopolita no quiere decir que no me haga falta el verde de vez en cuando sino todo lo contrario. Para vivir y sobrevivir en la ciudad, hace falta tomar distancia y llenar los pulmones de mejor oxígeno con la máxima frecuencia que sea posible. Ya sea para una buena aventura (como aquella cicloruta en bici por el Canal du Midi que aún me tiene nostálgica), o para un paseo con billete de ida y vuelta para el mismo día. Y de eso vamos a hablar en este post: de un lugar ideal para desconectar de la ciudad por sólo unas horas y sin perderla de vista: el poblado ibérico Puig Castellar.
Cuando el verde llama
Ya hacía días que todos necesitábamos un break porque habían sido semanas movidas, con visitas familiares muy esperadas, entregas de trabajo, el estrés de las rutinas del día a día… Y el domingo pasado, amenazado por los virus que nos han estado rondando como moscas, el cuerpo me pidió huida inmediata a la montaña. Tampoco teníamos demasiado tiempo, así que improvisamos una miniescapada de unas pocas horas al poblado ibérico de Puig Castellar, aquí muy cerquita, en Santa Coloma de Gramenet. Vamos, que es cuestión de cruzar el río Besòs por el lugar correcto y ya estás al pié del Turó del pollo o de Puig Castellar.
Como teníamos mucho cansancio acumulado y la huella de carbono de esta familia en materia de transporte es de las más bajas posibles, nos fuimos en coche hasta Santa Coloma. Por la calle Prat de la Riba, accedimos al Camí de Sant Jeroni de la Murtra, en Santa Coloma, aparcamos la nave y emprendimos camino (mira el mapa que está a continuación). Ten en cuenta que también puedes llegar a esta zona en el bus B-81 y, claro está, en bicicleta.
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La primera parte es una pista de tierra, en perfectas condiciones y con una inclinación bastante ligera. Pasarás junto a un parking (que también puedes utilizar, si lo prefieres) y dejarás, a tu derecha y abajo, el Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra. De lejos se ve hermoso y, al parecer, es una auténtica joya del gótico con una curiosidad especial: en este lugar se entrevistó Cristóbal Colón con los reyes católicos tras su primera aventura en América. Así que si te apetece y tienes tiempo disponible, puedes acercarte para darle un vistazo. Yo lo tengo pendiente.
Bueno, retomando la ruta que nos ocupa, a estas alturas ya puedes guiarte por las marcas del GR-92, que son dos rallas: una blanca y una roja como las de la fotografía. El camino se hace más estrecho y empinado, y comienza a regalarte unas hermosísimas vistas de la ciudad, con el mar al fondo. Además, encontrarás a tu paso atajos que te permitirán recortar el camino y hacerlo un poco más entretenido, si te apetece.
Presta atención a lo que te rodea porque hay algunos madroños y, si vas en esta época del año, podrás comer tantos como tolere tu organismo. Yo me he puesto morada y me han sentado de maravilla.
Ermita de Sant Climent
Cuando veas un camino que se eleva hacia tu derecha y está bordeado por cipreces, sabrás que has llegado a la Ermita de Sant Climent. Es muy pequeña y no es especialmente llamativa, pero tiene ese encanto de la piedra llena de historia. Aunque no ofrece grandes vistas gracias a la vegetación, desde el final de la subida podrás ver claramente tu destino final: un pequeño techo que se asoma en lo alto del cerro más cercano te indica donde está poblado Ibérico de Puig Castellar. Así que hacia allá deberás dirigir tus pasos, aún siguiendo el GR-92.
El poblado Ibérico de Puig Castellar
El recinto arqueológico del poblado ibérico está abierto al público a cualquier hora, así que sólo hacen falta las ganas y el tiempo para ir a visitarlo. Se estima que fue creado en el siglo V AC y que fue abandonado a causa de las Guerras Púnicas en el siglo II AC. El poblado tiene una planta elipsoidal, con calles concéntricas que puedes recorrer mientras lees las placas que te ayudan a comprender los vestigios de otros tiempos. Durante todo el recorrido tendrás unas vistas espectaculares de Barcelona, Badalona y Santa Coloma, y podrás ver perfectamente las montañas de Montserrat y La Mola. Desde lo alto del turó conseguirás una vista de 360 grados que es como para quedarse ahí por horas.
¿Estarás cerca de Barcelona estos días de fiesta?
Pues aquí tienes un buen plan, apto para unas horas, o para un día entero si, te aventuras más allá de nuestros pasos. ¡No olvides tu picnic!
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