Ya está. Se ha acabado agosto. Pero aún no se acaba el verano y, lo más importante, tampoco se acaban las vacaciones. Y es que aunque de nuevo trabajo de lunes a lunes, si las niñas están de vacaciones, yo me siento de fiesta.
Me gusta el final de agosto porque el calor baja un poco. Incluso me gusta cuando aparecen con días lluviosos y nublados, que son ideales para estar tranquilamente en casa después de tanta actividad, reorganizarte y retomar hábitos.
Me encanta porque vuelve la vida al barrio, reabren los pequeños comercios y, sobre todo, regresan los amigos a casa. Son días de reencuentros, de compartir historias y aventuras, de vivir de la ciudad sosegadamente y de sorprendernos con cuánto ha crecido la chiquillada en sólo algunas semanas. Y en eso hemos pasado los últimos días.
Me gusta este año particularmente, aunque ya podemos presentir el final del verano, porque nuestras vacaciones, parciales en mi caso y breves en el de Mauricio, nos han dejado con una enorme sonrisa en la cara y el alma, y con las energías renovadas para comenzar a hacer nuevos planes y enfrentar nuevos retos. Y así sólo pueden venir cosas buenas.
Para terminar, me gusta exprimir cada final del verano por una cosa: los niños siguen de vacaciones. ¡A disfrutarlos!
Me despido con un fragmento del artículo «Vuelven los niños«, de Carlos González, que conocí gracias al blog de Jugar i jugar:
Marcharán en septiembre y los días se harán más cortos, y marcharán también las golondrinas, y las flores se cerrarán, y el cielo se volverá gris, y las hojas caerán de los árboles. Volverán brevemente por Navidad; en medio del frío del invierno, la ciudad se llenará de risas y luces y música, y la gente volverá a sonreir.
No sólo los padres, toda la sociedad pierde alguna cosa importante cuando los niños no están. Espero que al menos les enseñen alguna cosa, que nuestro sacrificio haya valido la pena.
Se ha acabado el mes de agosto pero aún tengo una deuda de agosto pendiente: terminar el relato del Canal du Midi. Prometo la próxima entrega para el lunes.
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Porque hay muchas cosas maravillosas
en este mundo
y a mí me encanta compartirlas
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