Agosteando en Tenerife

Costa de los Silos, Tenerife

Pues sí, ya volví de Tenerife y mañana volvemos al trabajo, pero aquí va mi último Agosteando -también tardío, que sigo en modo slow, que hoy es domingo…

Es habitual que los distintos miembros de una familia tengamos recuerdos distintos de las mismas historias. Lo que para uno fue una escena color rosa con música de violines, para otro puede estar asociado a un trauma de la infancia, y aquel personaje que para ti era lo más divertido del mundo, puede que tu hermano lo recuerde como un auténtico payaso impertinente. Sin embargo, creo que puedo afirmar con seguridad que en mi familia todos guardamos memorias idílicas de las incontables vacaciones en la isla de Margarita, en el apartamento que mi abuela Rosita preparó con todo esmero no mucho antes de dejarnos.

Añoranzas que se me revuelven tras pasar doce días en Tenerife con mi hermana Costurilla -por aquello de estar en familia de nuevo y porque es una isla muy distinta, pero isla al fin. Como las olas que besan a ambas islas, los recuerdos me atacan por la espalda y me revuelcan hasta la arena dejándome con el bañador como sombrero. El panorama volcánico es muy lejano al de la costa de mi infancia, pero la fuerza del mar, el clima siempre cálido, la costa casi siempre presente, el cantar al hablar -tan cercano al que acompañó mis primeros veinticinco años de vida-, los rostros mestizos por tanto viaje de ida y vuelta, y ese amable y alegre talante insular, hacen que la experiencia se cubra de vaporosos velos de nostalgia.

Y a pesar de que llevo unos seis viajes a la isla en 14 años, Tenerife y mi querida Costurilla y familia, en su creciente romance con la isla y las aguas que la bañan, siempre tienen nuevos secretos que compartir:

Puestas de sol sobre el mar para perder el aliento cada día y tan cerca de casa, en las playas del suroeste de Tenerife.

Charcas y piscinas naturales como para no salir de Tenerife jamás. En las fotos, el Charco de Don Gabino, en la costa de Los Silos, y los de Alcalá.

Caminata desde arriba de las nubes, en Teno, hasta la playa por el Barranco de Masca, con regreso por el mar cortesía de los amigos de Asociación Gigante Azul. Suerte que tiene una (desde el Puerto de Los Gigantes puedes contratar servicios de recogida por el mar).

Paseos por la Reserva Natural Chinyero, con vistas al Teide y picnic en la mejor compañía bajo el pino más hermoso del mundo.

El Bufadero, un delgado y profundo hoyo, también en la costa de Los Silos, por el que Tenerife respira al ritmo de las olas o, incluso, escupe agua según el estado del mar.

El bufadero Tenerife

Pueblos que me hacen recordar otros pueblos. En la foto, Playa San Juan, Buenavista, Alcalá Guía de Isora y Los Silos.

Tenerife Arquitectura

Y, por si faltaba algo, paseo en barca con visita a delfines mulares. Niña de nuevo.

Viendo delfines mulares en Tenerife
Viendo delfines mulares en Tenerife

¡Gracias Costurilla, Tenerife, Asociación Gigante Azul, familia, amigos, por unas vacaciones inolvidables!

Recuerda que, como cada año pero con mucha menos intensidad, este verano hemos estado agosteando con Costurilla Handmande y  La Casa de la Playa. Este último agosteo ha sido menos intenso en las redes pero mucho más en la vida real, afortunada que soy 🙂

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