Su voz es suave y serena, y su hablar lento. Su menudo cuerpo parece frágil. No es muy alta. Sonríe y te mira a los ojos al hablar; sin embargo, sabe que no debes mirar a los ojos a un animal salvaje.
Viste de forma sencilla y sobria, y siempre lleva el cabello gris recogido en una práctica coleta. Es Jane Goodall.
Jane soñaba con animales salvajes mientras leía las aventuras de Tarzán y del Dr. Dolittle, y desde niña quería viajar a África. Solo podía soñar, porque su familia no tenía mucho dinero y África era un continente imposible para ella y aún muy desconocido para el resto del mundo.
Cuenta que en esos sueños muchas veces ella era un hombre porque, claro, esas aventuras que ella quería vivir no eran cosa de chicas como ella.
Parecía una locura que quisiera llegar hasta allá.
Por suerte, su madre siempre le animó a volar alto. Una y otra vez, le repetía la frase que un día Jane Goodall escribió para mis hijas en una libreta: Follow your dreams.
Persigue tus sueños y llegarás lejos
A los 23 años Jane Goodall hizo su sueño realidad. Viajó a Kenia y pronto se convirtió en la secretaria de un antropólogo llamado Louis Leakey.
Pero Leakey vio pronto en ella algo más que una secretaria. Por aquellos tiempos buscaba a una persona que realizara un estudio de chimpancés salvajes, y quería que no tuviera estudios científicos -porque así estaría libre de conceptos preconcebidos- y que fuera una mujer -porque pensaba que tenemos mayor intuición y capacidad de entender al otro sin necesidad de palabras.
Siguió su instinto y envió a Jane a Gombe, Tanzania.
La tarea de la jovencísima Jane Goodall sería rastrear los orígenes de la misma humanidad a través de los pasos de aquellos primates.
La paciencia, perseverancia y empatía de Jane con los animales le permitieron hacer hallazgos que revolucionaron la forma en la que miramos no sólo a los chimpancés sino al mismo ser humano.
Hasta entonces, se pensaba que la capacidad de fabricar y utilizar herramientas era exclusiva del hombre. Sin embargo, Jane Goodall echó por tierra este concepto al descubrir que los chimpancés producían sus propias herramientas rústicas a partir de ramas y palos.
Así mismo, encontró en ellos asombrosas similitudes entre muchos de sus gestos y los nuestros, en la organización en complejas estructuras sociales y en la capacidad de sentir emociones. De hecho, comprobó que tienen, por igual, la capacidad de sentir compasión por un huérfano y adoptarlo como un hijo, y de convertirse en seres muy violentos que desatan una guerra por mantener el control sobre un territorio. Vamos, como los seres humanos.
Jane Goodall: De investigadora a activista
Lo que debía ser un estudio de seis meses se prolongó durante décadas. Hasta los años 80.
En aquellos tiempos Jane Goodall era perfectamente consciente del estado crítico de las poblaciones de chimpancés, amenazados por la deforestación, la cacería ilegal, la explotación para investigaciones científicas y mucho más. Y decidió pasar a la acción: abocarse a la defensa de estos animales y su hábitat desde el mejor de los frentes: la divulgación y la educación.
Era su forma de devolverles todo lo que había recibido de ellos.
En la película El viaje de Jane (Jane’s Journey, 2010), su hermana Judit explica que viaja al menos 300 días al año y no descansa ni en Navidad. El 3 de abril de 2022, hace pocas semanas, cumplió 88 años. En la página web del Instituto Jane Goodall dicen que aún hoy sigue trabajando 12 horas al día para dejar a las nuevas generaciones un mundo mejor.
Eso sí, dice que necesita pasar al menos un par de veces al año por Gombe para «recargar energías».
En el 2015, la Dra. Goodall recibió el Premio Internacional de Catalunya, de la Generalitat y pude ir a la premiación. Dijo que lo que realmente nos diferencia de los animales es el carácter intelectual de nuestra inteligencia.
-¿Cómo es posible que el ser con mayor intelecto que haya vivido jamás esté destruyendo su propio hogar? -se preguntaba.- Un intelecto que nos ha permitido desarrollar formas de comunicación más complejas que otros seres vivos, y nos ha dado la capacidad de explicar a través de la palabra aquello que no está aquí, de educar, de planear un futuro…
Para mí fue muy emocionante escucharla hablar de la People’s Climate March -a la que ella asistió en Nueva York y que yo había ayudado a organizar en Barcelona- y de la increíble cantidad de gente que reunió. Todo gracias a la tecnología, fruto precisamente de este intelecto, y del enorme poder de las redes sociales, que debemos utilizar con sabiduría.
Goodall, esperanza e inspiración
– Un dicho popular dice que no hemos heredado la tierra de nuestros ancestros, sino que la hemos tomado prestada de nuestros hijos. No creo que sea cierto, no la hemos tomado prestada, la hemos robado. Hemos comprometido el futuro de los jóvenes y me siento avergonzada como especie. Sin embargo, no creo que sea demasiado tarde. Tenemos que implicarnos y tomar las decisiones correctas en nuestro día a día. Tenemos que trabajar con las nuevas generaciones y sembrar en ellos la esperanza -nos dice.
Lo sabe bien pues ha estado en muchos sitios que, después de haber sido devastados, han sido reconstruidos con el esfuerzo de personas comprometidas con el futuro.
-Cada uno de nosotros, sin importar la edad, marcamos una diferencia cada día de nuestras vidas. Es nuestra decisión escoger qué tipo de diferencia queremos marcar.
Actualmente Jane Goodall se dedica a sembrar la semilla de esa esperanza en jóvenes de todas partes del mundo. Su programa Roots and Shoots, ya ha creado 17 mil grupos en 130 países. Es un programa que tiene el foco en las personas y, en especial, en los más jóvenes, pero desde la mirada más holística posible: la consciencia de su sagrada relación con la naturaleza.
El Instituto Jane Goodall de España apoya muy de cerca todo su trabajo. Su campaña movilízate por la selva, fomenta el reciclaje de teléfonos móviles para proteger la selva africana.
Si quieres saber más sobre Jane Goodall, puedo recomendarte dos documentales preciosos sobre su vida. Jane’s Journey (2010), de Lorenz Knauer -que por lo que veo está disponible ahora en Filimin, Apple TV y en Prime- y Jane (2017), de National Grographic, que está disponible en Disney.
Creo que queda claro que adoro a Jane Goodall. Porque es una extraordinaria investigadora y, sobre todo, porque es una mujer sabia, luchadora incansable, valiente y profundamente inspiradora. Para mí, encarna la luz y la esperanza en medio del caos y le agradezco infinitamente su manera de iluminarnos el camino.
Porque hay muchas cosas maravillosas
en este mundo
y a mí me encanta compartirlas
Cada 15 días escribo una carta en la que comparto un popurrí de cosas que creo que deberías conocer, porque son buenas para la Tierra o porque son buenas para ti.
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