Para este primer mes de vacaciones me he organizado con unos amigos, también padres de dos niñas, para dividirnos los días de la semana, a veces a medias, a veces enteros, de forma que a quienes les toque trabajar tengan a las niñas entretenidas, y quienes estén libres, disfruten el doble. ¿Y a qué viene esto ahora en este blog?
Primero que nada, porque la ecocosmopolita que aquí escribe es una entusiasta de todas las formas de colaboración. Desde las grandes y organizadas hasta estos montajes de la intimidad. Me encantan estos pequeños gestos que me hacen sentir más cerca de una tribu. Y para mí, eso es sostenibilidad social y emocional. En segundo lugar, porque me encanta la forma en la que lo hemos resuelto en equipo y lo bien que lo estamos pasando en compañía de esta familia extendida.
Además, nuestro casal es muy sostenible y ecológico. Aquí te dejo pinceladas de lo que hemos hecho estos primeros días, para que te sirva de inspiración cuándo busques ideas de actividades para hacer con los niños en casa.
Home sweet home
Hemos aprovechado para quedar con otros amigos queridos, hemos disfrutado del barrio y también hemos estado mucho en las casas. Las peques pasan tantas horas fuera durante el año, que este tiempo de jugar en casa vale oro. Y ha sido todo un derroche creatividad, como suele suceder cuando hay niños. Entre otras cosas han pintado, recortado, cosido y tejido, se han maquillado y han construido mundos fantásticos con legos y con la caja de un ordenador que llegó a casa en estos días.
Bicharracos handmade
Hicieron con Jana y Abril los bicharracos de la tía Adri Costurilla, que fueron una delicia de hacer, lo más fácil del mundo, y ahora vuelan en casa junto a otros bichos veraniegos por nuestra sala. ¿El material? lanas, retazos de telas y papeles viejos y un trozo de fieltro muy grueso que ya sabía yo que serviría para algo bueno.
Calcentines convertidos en vestidos ‘fashion’ ¡DIY!
Con el tiempo libre también han redescubierto juguetes y han jugado mucho con las Nancy (¡la de Marina es el apreciado botín de un mercado de segunda mano hecho por los niños y para los niños del barrio!). Y a mi «socia» Maite se le ocurrió la genial idea de hacer vestidos con calcetines viejos. Los resultados han sido sorprendentes. ¿Verdad que ésta ha quedado a la altura de mis niñas? ¡Y es sólo el comienzo!
Alegría en pompones de lana
La abuela Conchi, que a veces nos consiente también a nosotros, puso su granito de arena y les dio un lindo taller en el que descubrieron la magia de hacer pompones con lanas. A mí lo que más me gustó fue revivir la maravilla del momento de cortarlo y verlo florecer… ¡Es tan emocionante!
Tarde literaria
También hemos comenzado a tejer una historia. Ha habido mucho debate sobre cómo lo haríamos y como no lográbamos ponernos de acuerdo en una temática común, hemos decidido que cada una diría una frase con total libertad. Ha sido sólo un abreboca, porque llegó la hora de comer pero nos queda diversión para rato, porque las niñas están muy entusiasmadas.
¡Y lo que queda!
Aún tenemos en agenda varias excursiones, crear algo nuevo a partir de los bombones, hacer un juego de memoria gigante, un taller de pan, preparar la fiesta de los tres años de Amanda y terminar el cuento (que habrá que ilustrar), además de visitar el Museo Blau de Barcelona, ir a la playa y a la piscina.
Lo cierto es que para pasarlo bien sólo hace falta ganas (y un poco de tiempo). Si tienes además buena compañía, el rollo del papel de cocina o de wáter que se terminó, envases descartables, calcetines y piezas de ropa viejos, pinturas, tijeras y cualquier otro material además de algo de imaginación, pues entonces ya no hay límites.
¿Alguna idea para nuestras tardes de verano?
Porque hay muchas cosas maravillosas
en este mundo
y a mí me encanta compartirlas
Cada 15 días escribo una carta en la que comparto un popurrí de cosas que creo que deberías conocer, porque son buenas para la Tierra o porque son buenas para ti.
Recibe las cartas de la ecocosmopolitaQue un poco, es lo mismo porque formamos parte de este planeta.
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