Cambiar el mundo, transformando narrativas | Tedx TecnoCampus | Yve Ramírez

Yve Ramírez. Charla TEDx Narrativas y sostenibilidad

Antes del verano me invitaron a participar en un evento TEDx, organizado por el TecnoCampus de Mataró, para intentar responder a una gran pregunta. ¿Qué podemos hacer para cambiar el mundo?

Es un tema al que me toca volver una y otra vez en mis reflexiones porque está relacionado con mis preocupaciones más persistentes, con mi trabajo y con mis anhelos.

​​Sabemos que estamos acercándonos a unas líneas rojas que nos marca la ciencia, y que, al hacerlo, nos jugamos la vida. Sin embargo, seguimos alimentando y apoyando el sistema que nos ha llevado hasta este punto. ¿Cómo es posible? ¿Y cómo logramos frenar esta locura?

Yo sé que no hay una respuesta única, pero también estoy convencida de que mientras más nos cuestionemos en ese sentido, más cerca estaremos de algo parecido a una verdad.

Aquí va una humilde contribución, desde una charla TEDx.

A continuación, la transcripción.

TEDx Talk | Cambiar el mundo, transformando narrativas | Yve Ramírez |

Me encantaría leer en los comentarios qué te ha parecido.

Y si te ha gustado y te gustaría que fuera a tu empresa, a la escuela de tus hijos, a tu centro cívico o a algún otro lugar para hablar de sostenibilidad, ya sea desde una perspectiva más filosófica o en un formato de taller, aquí puedes ver un poco más sobre las charlas y talleres de sostenibilidad, residuo cero, moda sostenible y más que ofrezco y contáctame sin ningún compromiso.


Transcripción de mi charla para TedX TecnoCampus 2022

Esta es la cocina de mis hijas cuando eran pequeñas. Bueno, era muy parecida.

En esta cocina de madera había unos botecitos de comida que imitaban los típicos alimentos súper procesados que suele haber en los hogares. 

Un día encontré a mi hija, que era muy pequeña todavía, con esta botellita de ketchup, aderezando su plato de verduras imaginario y diciendo: «Le voy a poner un poco de tamari». 

Les voy a explicar: el tamari, si no lo conocen, es una salsa de soja japonesa. Se usa mucho en la macrobiótica.

En casa, en esa época, nos estábamos metiendo en la alimentación saludable y seguíamos mucho la macrobiótica. 

Mi hija no conocía el ketchup y no tenía ni idea de que era la comida rápida. En su universo eso no existía y no lo echaba de menos, evidentemente.

Ahora mis hijas han crecido y son unas adolescentes. Les interesa muchísimo el «outfit» que llevan cada día. Les preocupa. Pero yo creo que lo hemos hecho bastante bien y estoy súper orgullosa de ellas. 

Entre otras cosas les encantan las tiendas de segunda mano y consiguen maravillas de las tiendas de segunda mano encantadas de la vida. Además son muy creativas. 

Pero bueno, a veces evidentemente, no estamos de acuerdo en todos. ¡Son adolescentes, yo soy una madre, imposible!.

Un día, hace unos dos años, tal vez, llega a mi hija mayor -con 14 años en ese momento- y me dice: «Mami, tengo que comprar una chaqueta en internet. No hay otra manera, no hay solución en Barcelona».

A mí esto no me gusta como idea pero, bueno, la dejo hacer porque lo va a comprar con su propio dinero y para mí es tan importante ofrecer las mejores referencias como dejarles la libertad de tomar sus decisiones, espero que usando esos valores que compartimos en casa.

Unos días después de que hace su compra, llega muy enfadada y me dice: «¿Cómo puede ser posible que mi chaqueta esté en Rotterdam?». 

Yo sufro un shock, lo confieso, porque había dado por hecho que estaba comprando algo en España.’ 

Le pido que me traiga la hoja de ruta y me encuentro con esto. No en ese momento, sino cuando ya ha llegado a Barcelona, esta es la hoja de ruta: 

Este pedido había salido de China. (¿Dónde está mi hija que no sabía lo que era la comida rápida?). 

De china había volado a Rotterdam, se había trasladado, se había transportado a otra unidad logística en Rotterdam. Ha viajado a Madrid y finalmente llega a Barcelona. 

Una chaqueta. Todo esto por una chaqueta, con todas las emisiones de gases de efecto invernadero que implica, todo esto.

A ver; unos días después llega a la chaqueta, es ésta, no es una chaqueta que tenga nada muy especial. Ahora, yo la veo y digo, es áspera a la vista y al tacto. Desagradable.

Es que es 95% poliéster y 5% elastano. Esto es plástico, básicamente. Puro plástico.

Yo veo la chaqueta y mi imaginación empieza a volar. Pienso en la explotación petrolera de la que se ha extraído la materia prima. 

Pienso en los grandes buques petroleros que han trasladado de un lugar a otro del planeta esa materia prima en primer lugar.

En la refinería donde se ha convertido, a través de un proceso, en bolitas de plástico y finalmente en poliéster. 

Pienso luego en la fábrica, una enorme fábrica, donde probablemente mujeres -porque en el sector textil trabajan sobre todo mujeres -confeccionan durante 12 horas al día, tal vez con dos días libre al mes según cosas que una lee por ahí, estas prendas recibiendo un sueldo miserable para que cueste un precio ridículo después de todo este trayecto absurdo puesto en mi casa. 

Y se no acaba la historia porque la chaqueta está en mi casa, y es de plástico: cada vez que va la lavadora va a desprender un montón de microfibras; esas microfibra van a pasar el desagüe de mi casa directamente al mar, las va a ingerir algún ser vivo y probablemente van a acabar, a través de la cadena trófica, en el plato de comida de alguien de esta sala, podría ser. 

Y no se acaba la historia porque es de muy mala calidad y muy pronto va a acabar unida a las 900 mil toneladas de residuos textiles que se generan en España cada año. 

Yo tengo tiempo preocupada por el modelo del «fast fashion» y de todo el impacto ambiental que yo creo que aquí todo el mundo sabe que tiene, aunque se siga consumiendo, y de pronto me encuentro con este modelo que es aún más absurdo. Es una producción en unas cantidades nunca antes vistas, de una moda ultra rápida que, casi en tiempo le ha real, fábrica y envía a todo el planeta cantidades enormes de ropa que vuelve locas sobre todo a las personas más jóvenes, que se supone que son las más sensibilizadas porque han nacido en un entorno más sensibilizado sobre el impacto ambiental. 

Y yo me pregunto ¿qué es lo próximo que viene? y no solo que es lo próximo que se van a inventar, me preguntó, sobre todo hasta donde nuestras sociedades van a respaldar este delirio

Y la gran pregunta de siempre cuando uno habla de sostenibilidad y de quién es la responsabilidad? Escucho decir es de las empresas, porque las empresas crean todos estos desvaríos, y tienen razón. Escucho decir es culpa del consumidor, porque el consumidor no reflexiona y solamente piensa en lo inmediato tienen parte de razón aunque se pueda discutir. 

Las administraciones públicas. Puede ser.

Lo cierto es que todos formamos parte del sistema. El sistema es la unión de todos nosotros con las empresas y con todos los demás. Y no sé de quién es la culpa, pero la responsabilidad por cambiarlo es de todos y de todas. 

Este es el planeta donde vivimos. Es limitado, es hermoso y es precioso.Es el único lugar conocido donde podemos vivir y la vida en este planeta se sustenta en un muy muy frágil equilibrio. Muy estrecho. Mucho más estrecho de lo que pensamos. 

En este planeta todos estamos estrechamente interconectados y cada una de nuestras acciones tiene una repercusión. Por eso, si queremos océanos llenos de vida, si queremos aire limpio en nuestras ciudades, si queremos asegurar un mañana a nuestras niñas niños, incluso, me atrevo a decir, si queremos que nuestras empresas sean de éxito real a largo plazo, tenemos que ponernos las pilas. La prioridad de todas y de todos tiene que ser cambiar el sistema. 

A ver, nos acercamos a unas líneas rojas que nos han marcado la ciencia (y no hablamos dentro de 100 años, hablamos de pocos años, de cuestión de décadas, pocas décadas). De hecho, si no hacemos un cambio real, pues realmente vamos a pagar las consecuencias. Necesitamos por eso administraciones valientes, necesitamos empresas responsables y necesitamos personas consumidoras empoderadas que no se sientan víctimas del sistema. Que entiendan que sí tienen capacidad de cambio.

Las empresas no fabrican lo que no compramos. No lo fabrican. Y una y otra vez, cuando compramos sus productos, las estamos financiando por un lado. Y hay otra cosa que tengo días pensando: las estamos validando. Quiero decir, que las validamos cuando compramos los productos e, incluso cuando las asociamos, a esos objetos de anhelo. Cuando las asociamos a estatus, a «qué bien he hecho esto, que me ha salido baratísimo», cuando tenemos esa sensación de éxito vinculado a los productos. Y también seguimos validando las empresas al vincularlas a una imagen de éxito empresarial, cuando el éxito es solamente económico, sin tener en cuenta el impacto ambiental que tienen las empresas en sí. 

Si vemos el concepto de sostenibilidad, quiere decir que es una actividad que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar un grave daño al ambiente. 

¿Cómo puede haber una sostenibilidad económica, un éxito económico, si esta actividad está repercutiendo negativamente en, no solo en los recursos en los que los que son tiene sostiene, sino incluso en la vida, no?

Sin sostenibilidad, yo me atrevo a afirmar, no hay comodidad, no hay felicidad y tampoco hay éxito a largo plazo, ni a nivel individual ni a nivel colectivo ni a nivel empresarial.

Ahora, todo esto suena terrible y puede llevarnos a la depresión. Yo creo que es demasiado tarde para ser pesimistas. Yo soy optimista, aunque no lo parezca después de todo lo que he dicho, y creo que tenemos que pasar a la acción ya. 

Ahora, nos preguntamos cómo podemos pasar a la acción porque a veces los problemas son tan inmensos que parece que se escapan de nuestro alcance. Pues yo voy a decir pocas cosas: Empieza a actuar desde ya y haz lo mejor que puedas en cada momento desde tú mismo, desde tu preciso lugar en el que te encuentras: a nivel individual, en tu espacio de trabajo, en tu centro de estudio…Haz algo, simplemente haz algo aunque sea imperfecto. Hazlo bonito, hazlo positivo. Trata de mostrar alternativas porque hay muchísimas alternativas y hay gente haciendo cosas maravillosas ahí y siempre nos perdemos en ver aquellas que están mal. 

Vamos a dar ejemplo sin forzar, dando el permiso a equivocarse, como a mi hija Abril. 

Y.. ¿por qué viene esta imagen? Recordar que el cambio es la única constante en este mundo. Que la historia nos ha demostrado infinidad de veces que las personas, cuando se unen convencidas por una causa, pueden cambiar las cosas. ¿Qué hubiera sido de las mujeres de hoy si las sufragistas hubieran pensado que luchar por el voto de la mujer era luchar por un imposible? 

Yo estoy convencida de que tenemos que lograr reinventar nuestros modelos, nuestros ideales colectivos y nuestras narrativas de éxito. Que la imagen de la escena más cool de la serie no sea cuando las chicas se van de compras y salen con un montón de bolsas del centro comercial, sino, no sé cuando salen a plantar árboles, por decir algo. 

A veces escucho reprochar que la sostenibilidad es sólo una moda. No sé si están familiarizados con el movimiento zero waste. Quien tiene Instagram igual sabe que ha cogido un auge en los últimos años y se acusa a veces de que parece que va de poses, simplemente. Yo creo que es fantástico, la verdad . Porque va a haber gente que se va a movilizar por la inquietud, por la información, pero hay una cantidad de gente a la que simplemente tenemos que motivar desde los instintos más básicos. Y por eso creo que el que sea deseable, que la gente alardee de cuán pocos residuos produce y que eso se convierta en un ideal, es increíblemente fantástico. 

flygskam. Significa la vergüenza de viajar en avión. 

Köpskam. Significa la vergüenza del consumismo.

Son dos palabras suecas surgidas en los últimos años.

Yo creo que necesitamos equivalentes en todos los idiomas y, estamos hablando de vergüenza ¿verdad? Porque es gente que siente vergüenza. Evidentemente no es toda la sociedad sueca pero hay un colectivo que, al saber cómo se asocian el consumismo o el viajar en avión a la grave crisis ambiental que vivimos, sienten vergüenza de ello. 

Yo para terminar creo que necesitamos normalizar… Si quiero que se lleven algo, es esto: tenemos que normalizar la moda ética, la comida ecológica, el turismo sostenible y las marcas responsables. ¿Qué quiero decir con esto? Que pronto estamos hablando simplemente de moda, de comida, de turismo y de marcas y estamos hablando de cosas bien hechas y que las etiquetas queden para aquellos que están haciendo las cosas mal 

Acostumbramos explicar historias de miedo cuando queremos movilizar a las personas frente a los problemas ambientales. Mi invitación hoy es simplemente  a construir historias de cambio.

Y ahora voy a terminar, pero supongo que tiene muchísima curiosidad sobre qué ha pasado con la chaqueta de Abril. La chaqueta de Abril sobrevive contra todo pronóstico, ojo. Pero las Navidades pasadas le hicimos un regalo: una máquina de coser.

Hoy mi hija de 16 años y mi otra hija de 11 años cosen con ella gran parte de su ropa.

De esas tiendas de segunda mano, las transforman a su gusto. No sólo eso: la semana pasada Abril pasó horas haciendo tops para sus amigas que estaban muertas de envidia por lo que ya estaba logrando hacer.

Gracias

Agradecimiento y recomendación final

Como te comentaba, la idea de tener que preparar una charla TEDx me resultó imponente y retadora. 

No podía evitar pensar en el montón de charlas TEDx que me han inspirado infinitamente a mí (ya a tanta gente), me daba miedo pasarme del tiempo establecido y no quería desperdiciar esa oportunidad: yo quería lograr dejar una huella en la audiencia.

Resulta que por esos días tuve una reunión de trabajo con mi amiga Cristina Montecinos, de Mara Media. Y como la vida es maravillosa Cristi me habló de sus sesiones personalizadas de Coaching Vocal y supe que era lo que estaba buscando.

No imaginas la ayuda que fue para mí contar con su apoyo.

Por un lado, me dio muchas herramientas para manejar la voz, bajar mi ritmo acelerado, a respirar, vocalizar mejor… Cosas que quería trabajar. (¡Gracias mil, Isora!)

También trabajamos estrategias para mantener los nervios a raya sobre el escenario en una charla de estas dimensiones.

Pero más allá de todo eso, me dieron un gran feedback en los ensayos que me ayudó a pulir el mensaje, y a darle ritmo al discurso con ciertos puntos de énfasis. Aquí Cristi fue vital pero todo el equipo me ayudó muchísimo.

Así que desde hace días quería hablarte de ellas. Si quieres mejorar tus habilidades para hablar en público, te recomiendo de corazón que conozcas a este super equipo.  Y si no sabes si ese servicio de coaching vocal es para ti, puedes responder este cuestionario de diagnóstico gratuito que hay en su página web.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *