Terrícola,
Lo he vuelto a hacer. Me he tardado tres semanas en lugar de quince días en volver a escribirte. Perdona pero soy una mujer de rituales, más no de rutinas, y me he liado en otros temas.
Pero ya estoy aquí. Con unas ganas locas de sol y. playa, pero también con muchas ganas de hablarte de la recuperación del lince ibérico, del bimbo que hace estremecer a las personas amantes de las aves (¡no me digas que no sabes qué es un bimbo!), de lo complicados que somos los seres humanos y de un podcast maravilloso que quiere ayudarnos a entendernos mejor.
Si quieres leer lo que te traigo, sigue adelante. Y si prefieres que te cuente todo a viva voz, haz click aquí y escucha la carta de hoy.
¿Te gustaría que te lea la carta? Escúchala aquí:
Más de 1300 linces ibéricos
En el año 2000 solo quedaban 100 ejemplares de lince ibérico, ese esbelto felino que es símbolo de la península. Estaba muy cerca de desaparecer, perseguido por la caza ilegal, accidentes de coche, venenos, enfermedades transmitidas por animales domésticos y otros ataques, humanos todos ellos.
Biólogos y ambientalistas elevaron la voz, se tomaron medidas desde muchos ámbitos, se dio impulso a los programas de conservación y cambiaron unas cuantas cosas.
Hoy el lince ibérico continúa siendo asediado por estos factores creados por la humanidad pero, ¿sabes cuántos ejemplares hay censados hoy?
Nada más y nada menos que 1366 ejemplares. Una auténtica pasada.
Los expertos nos dicen que hasta que no haya 3000 ejemplares y estos factores amenazantes no se reduzcan de manera significativa, no podemos dar por hecho que el felino de graciosas orejas está fuera de peligro.
Desde luego, también es necesario que estos programas de conservación tengan continuidad.
Pero es, sin dudas, una noticia feliz porque, una vez más, la naturaleza nos recuerda lo poco rencorosa que es: cuando le ponemos ganas a reparar los daños, nos perdona los maltratos. Si le dejamos espacio para sanarse y creamos las conficiones adecuadas, claro está.
Y otra cosa:
Las personas, a veces, no somos tan terribles.
También podemos ser maravillosas.
Si paseas por Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura, igual lo haces bajo la mirada de un lince sigiloso. Más difícil es que lo veas tú a él.
Puedes leer toda la noticia en National Geographic aquí y además te dejo un vídeoreportaje de El País donde se explica cómo se ha logrado esta recuperación.
Un humano por persona
Cuando pienso en el daño que hemos hecho a otros seres vivos -y a nuestro propio futuro-, no puedo evitar preguntarme cómo es posible que seamos la especie con mayores capacidades cognitivas del planeta, y a pesar de todo, no acabemos de rectificar el rumbo.
Y es que los seres humanos somos difíciles de entender. Somos complejos y contradictorios.
Podemos hacernos infinitas preguntas sobre esos seres raros que somos. Filosóficas o muy terrenales. Por ejemplo, ¿por qué unas cosas activan nuestro altruismo y otras tantas no? ¿Dónde acaba el hambre y dónde comienzan las ganas de comer? ¿Cuáles son los límites del humor? ¿Realmente somos libres de tener tomar decisiones o estamos condicionados por nuestro entorno de forma ineludible?
Estas son alguna de las preguntas que se hace Tamara Pazos en el podcast Un humano por persona y, claro, intenta darle respuesta a todas.
Un humano por persona tiene un poco de biología, otro poco de neurociencia, y una dosis de ética y filosofía. Cada entrega -1 semanal- es una reflexión sobre aquello que nos une con el resto de la humanidad y aquello que nos hace personas únicas.
Tamara explica todo de una forma apasionante, ligera, coloquial y súper accesible.
También puedes escucharla, en contenidos más cortitos, en su cuenta de Instagram, @putamen_t. Y por su cuenta de Instagram me enteré, además, de que acaba de sacar un libro que se llama Biología aprieta pero no ahoga, que tengo muchas ganas de leer. Si no eres muy de podcast, entonces igual el libro te interesa más.
Del podcast, lo único “malo” es que solo está disponible en Podimo -es un podcast exclusivo de esta plataforma, que es de pago, aunque muy accesible. Por si quieres probarlo por unos días, te cuento que ahora mismo Tamara te ofrece un vale de descuento para 3 meses a precio de casi nada. No es publicidad, ya te he dicho que me flipan los podcast en general y este programa en particular.
¿Sabes qué es la maravilla de hacer un bimbo?
Después de felinos en recuperación y de humanos incomprensibles, vamos a hablar de pájaros. Y es que en estos días estuve ojeando el ejemplar de la revista Ballena Blanca de diciembre del año pasado y me reencontré con un texto precioso, que me recordó los momentos oceánicos de los que te hablé en mi última carta:
En el mundo pajarero, cuando observas por primera vez una especie, se dice que has hecho un “bimbo”. Hacer un bimbo puede dar lugar a alguno de los momentos más apasionantes de la vida en la naturaleza. Porque esa primera vez, dependiendo del pájaro y también de la capacidad de emoción personal, puede convertirse en una extraordinaria experiencia sensorial; como la que puede tener un amante del arte ante una gran obra o concierto. En mi caso, además, el momento puede elevarse hasta adquirir una especial “tridimensión”, cuando aparte de la propia percepción y del ejemplar observado, entra en juego la conexión con la otra persona que ha propiciado o enriquecido el encuentro. Cuando esto sucede, solo a veces, es cuando se vive una “bimbofusión”.
Ahora, al releer este texto, volvió a mí una idea que me ronda hace tiempo: para querer cambiar tu vida por cuidar la Naturaleza, tienes que amarla profundamente. Y para amarla profundamente, tienes que conocerla.
Sin embargo, hoy la mayor parte de los seres humanos vivimos entre asfalto y concreto. Alejados de esa naturaleza maravillosa.
Ergo: hay que ir al campo, llevar a los niños al campo y también traer el campo a la ciudad.
También me asalta otra idea aterradora… ¿Cuántas veces, paseando por el monte, me habré tropezado con una especie de ave por primera vez? Porque cada vez me habré perdido el placer de verme estremecer por un “bimbo”, víctima de mi ignorancia en materia de aves, que es infinita.
¡Qué desperdicio de oportunidades oceánicas, qué pena de vida Ecocosmopolita!
A ver si me apunto a alguna actividad de avistamiento de aves y empiezo a sumar nuevos placeres sensoriales a mi vida.
Nos hablamos en 15 días, si la vida no me distrae de nuevo.
Yve
PS: Ese hermoso lince de la cabecera es de Patrice Schoefolt
Porque hay muchas cosas maravillosas
en este mundo
y a mí me encanta compartirlas
Cada 15 días escribo una carta en la que comparto un popurrí de cosas que creo que deberías conocer, porque son buenas para la Tierra o porque son buenas para ti.
Recibe las cartas de la ecocosmopolitaQue un poco, es lo mismo porque formamos parte de este planeta.
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