Terrícola, Desde niña, adoro el mar. Y sentada frente al mar, mi mamá me explicó un día que el horizonte, en realidad, no existía. Que era una línea que incesantemente se alejaba de ti si avanzabas hacia ella porque, claro, la Tierra era redonda. Me pareció una idea fascinante. Pero a menudo me quedaba viendo el horizonte[…]