¿Con qué clase de viernes te despedirás de noviembre? ¿Black Friday, Green Friday, Normal Friday o Friday night fever? (lo que sea, que sea en inglés, que siempre suena mejor).
Ya debes haber leído las palabras Black Friday cientos de veces en los últimos días. Un año más, nos bombardean con llamados a que corramos a las tiendas (o a nuestras pantallas) agitando nuestras tarjetas bancarias para comprar “lo que no se nos ha perdido”.
Y este espacio es una invitación a repensarnos un poco esta locura y conocer formas de abordar esta semana negra de una forma coherente con nuestros objetivos de sostenibilidad. Ya seas una persona consumidora atormentada o una empresa sostenible al borde de un ataque de nervios, lo necesitas.
¿Cuál es la verdadera historia tras el Black Friday?
Hay mucha leyenda en torno al origen de las ofertas de fin de noviembre, pero al parecer, el Black Friday realmente comenzó en Filadelfia, Estados Unidos en los años 50. El sábado después de Acción de Gracia se celebraba un mítico partido de fútbol entre el ejército y la marina, que colapsaba la ciudad y del que los comercios sacaban provecho. El término Black Friday lo adoptaría la policía para describir el caos que invadía la ciudad en este contexto.
Con los años, la cosa fue extendiéndose al resto del país, como una pre-campaña navideña. Y como te habrás dado cuenta, no ha parado de expandirse.
Yo viví mi primer Black Friday en Chicago en el año 1999 y no podía creer el delirio que dominaba la ciudad.
Un par de años después, cuando llegué a España, aquí no se hablaba del Black Friday. Sin embargo, en el 2012 aterrizó con paso firme, de la mano de grandes cadenas.
Antes de que nos diéramos cuenta, el frenesí negro se había instalado en casa y este año el gasto medio esperado en España es de 329 €
Hoy ya nos parece lo más normal del mundo estar hablando del Black Friday prácticamente desde el 1 de noviembre. Lo peor es que, al parecer, estas ofertas no son muy leales. Sólo en Cataluña, casi 50 grandes empresas se enfrentan a 1 millón de euros en multas por fraude durante la campaña del 2022 por competencia desleal y por irregularidades en la indicación de los precios. Hay dos clásicos: no indicar el precio anterior a la rebaja o que el precio de referencia sea un precio aumentado días antes de sacar las ofertas.
¿Cuál es el impacto ambiental del Black Friday?
La cosa es que fomentar un consumo compulsivo de esta manera no debería ser algo normal. Es un despilfarro de recursos en un planeta finito y genera un aluvión de residuos que se suman a los muchos que generamos día a día. Alba García de Greenpeace declara en este artículo que en el Black Friday de 2019 las emisiones de CO2 de Madrid se multiplicaron por 6 respecto a la media. Y hay que tener en cuenta que el pico de consumo no se limita a este día.
Otro dato del mismo artículo: En Estados Unidos se han calculado emisiones de 15 millones de toneladas de CO2 por devoluciones de mercancía comprada online, que equivalen a tres millones de coches rodando durante todo un año. Y según algunos cálculos, en China se emitieron 13 millones de toneladas de CO2 solo en servicios de mensajería urgente en la campaña de 2018.
Alternativas contra el Black Friday
Para que no nos vengamos abajo, haré un repaso de algunas iniciativas inspiradoras de “resistencia” al Black Friday:
1. El Buy nothing day Day o este viernes no se compra
En los años 90, en Canadá, un artista llamado Ted Dave inició una protesta cívica contra el consumismo. Lo llamó el Buy nothing day Day (Día sin compras) y tiene aún tiene seguidores.
Aunque en sus inicios no estaba relacionado con el Black Friday, pronto lo cambiaron al último viernes de noviembre para hacer contrapeso a la fiesta del consumismo.
Mientras que el Black Friday llegó a España en el 2012, Ecologistas en Acción está apoyando el Día sin compras al menos desde el 2004.
2. Don’t buy this jacket de Patagonia
Soy muy fan de Patagonia: producen ropa deportiva y la sostenibilidad y el cuidado a la montaña son su norte. La campaña Don’t Buy this Jacket tenía un mensaje arriesgado, que fue publicado en el mismísimo New York Times en noviembre de 2011. El mensaje real tras la campaña era: “¿Realmente la necesitas?”
En 2016 Patagonia se lanzó a la piscina del anti-BlackFriday de cabeza. En 2016 decidieron donar el 100% de sus ingresos del Black Friday a grupos de acción ambiental y alcanzaron la cifra de 10 millones de dólares. Una barbaridad.
3. Los regalos intangibles a 0 euros de The Goood Shop
Lleva años y es la campaña anti Black Friday más hermosa que conozco. Mi querida Carmela Serantes, que es pura poesía, cada año nos seduce con una nueva oferta, más tentadora que la anterior:
Duerme una hora más, Sal a dar un paseo , Tómate un café al sol o, simplemente, Respira .
Cada «promo» es una invitación a conectar con la naturaleza y, al mismo tiempo, con lo más profundo de nuestro ser. Con lo verdaderamente importante. Y nos «vende» todo esto y mucho más, a cero euros.
Todos los «no-productos» de Black Friday de The Goood Shop son una invitación a recordar que lo único que realmente se va para no volver es el tiempo.
Y vale oro, pero NO acepta rebajas.
4. Black Friday solidario
Mutitaa, una marca apuesta destina todos sus beneficios a proyectos de desarrollo en Camboya, Vende todos sus productos 10 euros más caros. La diferencia va destinada directamente a proyectos sociales de Battambang, en Camboya, donde se producen sus productos.
Ya lo había hecho la marca de ropa deportiva sueca Haglöfs , que también llegó a aumentar los precios de sus productos y donar los beneficios a diversas causas. Siempre declarando que no quieren participar en una «fiesta» con tan grandes consecuencias ambientales, en los últimos años se han decantado por cerrar puertas.
Esto de hacer resistencia a través de donativos en lugar de vaciar la billetera en ofertas se ha ganado su propio día en el calendario. Es un día antes del Black Friday y se llama Giving Tuesday. Una iniciativa internacional que promueve la solidaridad entre personas, entidades y empresas, con quienes más lo necesitan.
5. Cerrar por Black Friday
En la campaña de 2022 el mensaje de Haglöfs fue: «Ni este año, ni el año que viene, ni ningún año. En cambio, cerraremos todas nuestras tiendas, operaciones y actividades durante el día y alentaremos a todos a pasar tiempo al aire libre.» Esta opción de «no hacer nada,» se ha hecho cada vez más popular.
En los últimos años también he visto cerrar las puertas de otras tiendas como Usar y Reusar y Sin Plástico, que lamentablemente ya cerró sus puertas definitivamente.
Seguramente habrá muchas otras tiendas que cierren este viernes negro del 2023 pero de momento no sé de otras.
6. Circular Monday
El lunes antes del Black Friday, esta plataforma impulsada por Climate Hero, da voz a los proyectos que impulsan un consumo circular y hace un llamado a «la cordura».
En su página web encontrarás una base de datos con más de 1200 proyectos de más de 30 países. He estado curioseando y reúne toda clase de proyectos: moda hecha con papel descartados, bolsos hechos con materiales descartados, empresas especializadas en el tratamiento del agua, tiendas especializadas en productos residuo cero y más.
7. Del Green Friday al Normal Friday o aquí no ha pasado nada
Tuve una tienda online de productos residuo cero llamada Usar y Reusar. Los primeros dos años nos unimos, con muchas otras marcas sostenibles a una iniciativa llamada Green Friday. La idea era incentivar un consumo que jugara a favor del planeta y el apoyo a las pequeñas marcas responsables. Claro que no tiramos la casa por la ventana, que era algo imposible para nosotras. Pero ofrecimos un modesto 10% de descuento y las ventas de esos días nos ayudaron a cerrar bien el mes.
A pesar de esto, en los años siguientes decidimos desmarcarnos totalmente de cualquier tipo de promoción en esta fecha y Magui, capitana de la tienda, lo mantiene hasta hoy. Y es que muchas empresas vimos que el Green Friday se convirtió en nueva excusa para hacer Greenwashing, que la incitación al consumismo exige poner más distancia y que, al final, no es lógico para una pequeña marca ética.
Desde el Mercadet Cardedeu llevan varios años con el llamado a un #divendrestransparent (viernes transparente), que hace un llamado a tener en cuenta las personas que están detrás de lo que compramos. Yo lo conocí por BauboLOVE, una marca de compresas reutilizables y este año anuncian así:
«Estos días algunos hacen descuentos, nosotros te ofrecemos nuestra transparencia: «Trabajamos todo el año con precios justos para mantener unas condiciones de trabajo dignas, con condiciones de igualdad y procesos sostenibles para el medio ambiente. Si desnudamos la economía de sus ornamentaciones, veremos a las personas».
Como te decía, no están solos. Estas son algunas que se desmarcan del Black Friday este año y que aprovechan para alzar la voz para explicar por qué:
- A Vesica Piscis, la marca de zapatos residuo Cero, fue a quien le escuché por primera vez hablar del «normal Friday». Su mensaje es que, simplemente, seguirán haciendo las cosas tan bien como siempre, este viernes y todos los viernes.
- Transparent, una marca de ropa casual para usuarios de bicicletas anunciaba en 2021 en un vídeo que no harían ofertas en el 2019. Explicaban con gran sinceridad cómo se dieron cuenta de que se habían dejado enredar en algo que realmente no tenía sentido para ellos. Al día de hoy siguen en la misma línea.
- Imperativebrand, que habla de la paradoja de las pequeñas marcas: «Si nos unimos, perdemos dinero y ponemos en riesgo nuestra existencia. Si no lo hacemos, perdemos visibilidad. Es una situación desigual que beneficia a los que más tienen y perjudica a los que más contribuyen.». Finalmente no se unen porque «la sostenibilidad es generar cambio, medioambiental y también en las personas.» Inma Lo, una zapatería de San Sebastián, explica en este reel por qué no participa y que. no lo ha hecho durante 7 años de los 8 que tiene la tienda.
- Caribbean Sport Shop, que ha llenado su feed de un mensaje claro y simple: «Fuck Black Friday«. Denuncian que va contra sus valores y contra el pequeño comercio, y que llevan «48 años ofreciendo algo más que descuentos: Un trato muy personalizado, un servicio post venta comprometido y asesoramiento técnico gratuito de por vida a todos nuestros clientes.»
- Offsetcollage_official explica que llevan años haciéndolo con incomodidad y que este año se bajan de carro porque se deben a sus clientes habituales y tiendas, porque quieren respetar a los que compran durante todo el año y porque «si nos elegís es porque realmente os gustamos, no porque nuestro producto esté rebajado», dicen.
- Anima Women Surf Style nos recuerda que son una tienda pequeña, que no les sobra stock porque hacen pequeñas tiradas y que «es una marca que «no apoya este movimiento que incita a un consumo desproporcionado y que solo beneficia a las grandes tiendas».
- Ecoalf, que de pequeña ya tiene poco, ha lanzado una gran campaña anticonsumo, denunciando que el 73% de la ropa desechada se envía a vertederos o se incinera o que cada persona consume de en torno a 15 kg de ropa al año.
8. El craft Friday
Muchos artesanos han elevado su propio llamado de auxilio: El #CraftFriday. Entre ellos, Costurilla Hand Made, que lo explica desde la lentitud que requiere el trabajo artesano, totalmente incompatible con el desafuero del Black Friday.
«Disfruto del ritmo lento de las tardes de taller, las mañanas pintando “bichos” y buscando personajes bajo el mar. Aunque hablé tan deprisa que se me trabe la lengua 😂 De las noche de café y botones con historia. De los paseos que se alargan atrapando imágenes que tejen proyectos. Si, disfruto creando estas cosas que ves aquí y allá, que se hacen lentamente, con calma.
Si mañana entrasen miles de pedidos en nuestra web, me faltaría el aire y espero que el universo no malinterprete mi mensaje, pero yo elijo tratar cada pedido con mimo , espero que tus compras las hagas de la misma manera, pausada, planeada y que no compres por comprar, porque yo espero que cada vez que veas una pieza nuestra en tu casa, se te escape una sonrisa, que viajes despacito a una tarde de verano frente al mar.»
9. Popurri final
- Amà, una pequeña marca de bolsos y joyería, ha adelantado su campaña de Navidad, con una declaración de valores y un regalo: No hacen ofertas pero te regalan un neceser único, hecho con retales que sobran de la confección de sus productos principales, con todos los pedidos que alcanzan un mínimo.
- Infinit Denim abrió hace algunos días la opción de hacer un pre-order con un 10%. Esto porque les permite a ellas ajustar la producción a la demanda.
- El Green Friday de Ikea, en lugar de hacer descuentos, te ofrece más dinero (un 50% extra) por la recompra de tus muebles de segunda mano que ya no quieres.
- En el año 2022 Correos nos recordaba la importancia de distinguir entre lo que es urgente y lo que no, a la hora de hacer nuestras compras de Black Friday (aunque no las haremos, ¿verdad?).
- En el municipio de Muros, A Coruña, han lanzado en este 2023 una campaña llamada “Muros consume consciente” para apoyar al comercio local y luchar contra las prácticas consumistas de grandes superficies. El próximo 24 de noviembre, los pequeños negocios de Muros no ofrecerán grandes rebajas, sino actividades de concienciación sobre consumo responsable y una curiosa puesta en escena entre los comercios locales.
- Algo parecido a la campaña iniciada por la Unió De Comerçants de Flix, en Tarragona.
Reflexión final: el dilema de las marcas éticas
Encuentro absolutamente comprensible que muchas marcas éticas sigan haciendo descuentos por el Black Friday -o el Green Friday-. Si los he hecho yo, ¿quién soy yo para juzgar a otras?
No sé si es lo más estratégico, correcto y coherente, pero seguro que es comprensible. Y es mucho más fácil juzgarlas que estar en sus zapatos.
Y es que emprender en España en pequeño es muy complicado. Y mucho más si llevas adelante una marca sostenible y ética. Porque eso ya es ir totalmente a contracorriente. En esas condiciones, es difícil darle la espalda a unos de los días de mayor venta del año.
Por otra parte, también es una manera de hacer más accesibles a más personas, por unos días, ciertos productos que realmente marcan la diferencia en calidad, sostenibilidad y valor real. Pero realmente sería mucho mejor que estas ayudas llegaran en un contexto más saludable para todas y todos.
El reto está en conseguir un balance entre la necesidad de una marca, el apoyo al consumidor y el sentido común. Pero el dilema moral estará siempre ahí y creo que cada vez se hace más fuerte. Hace un par de años Marta Rosique, de Plantea en Verde, escribía: «me da el ansia de que pierdo si no participo».
La cosa es que, como es una ecologista y defensora del consumo responsable, no se siente cómoda con la idea de hacer promociones. Y es lo que pasa por la cabeza de cualquier ecoemprendedora de corazón estos días. Y mira que lo que vende Marta son unos cursos maravillosos para crear un huerto en casa, que además son 100% virtuales ¡y no necesitan mensajería urgente ni packaging!
Si mi querida Marta se decidiera a seguir adelante con su campaña, creo que sería un mal muy menor (y más plantas) para este Planeta.
Pero vale la pena ver las respuestas de su comunidad (¡ojalá lo dejara en destacados!). De una lista larguísima, hubo 2 o 3 votos a favor del Black Friday. El grito de la mayoría era ¡Estamos hasta el pothos de las ofertas!
Y algo importante. A estas alturas, participar en el Black Friday puede de hecho perjudicar a una marca sostenible. Es decir, esas ventas del Black Friday pueden acabar traduciéndose en pérdidas a largo plazo. Porque lo que sostiene a las marcas que apuestan por la ética y la sostenibilidad es justamente su coherencia y sus valores.
Y ya sabes. No sólo tienes que serlo, sino que además tienes que parecerlo. (Por no hablar de que los clientes que solo compran por las ofertas tampoco son los que ayudan a salir adelante a ninguna empresa).
¿Qué hacemos como consumidoras responsables?
De todas las respuestas que le hicieron a Marta, las que más me gustaron son las que prometían que sus verdaderas clientes le apoyarían todo el año. ¡Eso es consumo responsable y consciente!
Como personas consumidoras, podemos hacer frente al Black Friday apoyando con nuestra compra consciente y responsable al pequeño comercio que lo necesita y que por eso está ofreciendo rebajas. Tal vez pueda ser una manera de permitirnos algo que, en otras circunstancias, estaría fuera de nuestro alcance. Tal vez…
Pero, ojo, si realmente queremos darle nuestro apoyo a estas tiendas, y podemos permitírnoslo, lo mejor que podemos hacer es comprarles, siempre de forma responsable, fuera del Black Friday. Es decir, sin las rebajas que acaban viéndose obligadas a hacer, para no quedarse atrás.
Tenemos que demostrarles a las pequeñas que no necesitan un Black Friday para contar con nosotras y a las grandes, que realmente estamos hartas de la incitación al hiperconsumismo a la que juegan y que no apoyamos el despilfarro ambiental que supone.
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