La manteca de karité: festín de propiedades y usos infinitos

Manteca de karité. Producción de la manteca

Adoro la manteca de karité. Desde hace unos cuantos años es mi aceite preferido para el cuerpo e incluso para la cara. Con mis hijas me costó más, porque es cierto que hay que acostumbrarse a su densidad, pero ya las tengo ganadas. Cuando la manteca se acaba en casa, son ellas mismas quienes la reclaman.

Es normal, porque como veremos en breve, la manteca de karité tiene unas propiedades extraordinarias. Nos viene de perlas a las personas de piel seca, como somos en esta casa, pero no solo a nosotras. Resulta que además tiene propiedades seborreguladoras, de forma que también va genial a personas de piel grasa.

Además, a pesar de ser un aceite, al aplicarla el efecto es mate. Es realmente una pasada.

Qué es la manteca de karité (y por qué escogerla)

Comencemos por el principio.

La manteca de karité se obtiene del fruto de un árbol del mismo nombre, el karité. Un árbol de unos 15 metros de altura y un tronco de hasta un metro de diámetro, que crece en la sabana del oeste de África, desde Senegal hasta Sudán del Sur. ¡Cómo me gustaría plantearme frente a uno de esos, ahora mismo!

El árbol de karité no da sus primeros frutos hasta después de 15 años y se considera que está en su momento óptimo cuando tiene entre 50 y 100 años. ¡Es una barbaridad de tiempo! Esto hace que sus nueces concentren una cantidad espectacular de nutrientes.

Su grasa se utiliza con fines cosméticos de forma tradicional entre las poblaciones de una zona conocida como «la franja del karité» y hoy también está presente en muchos productos comerciales.

Sin embargo, no todo es cosmética. Tanto la manteca como las flores son parte natural de la alimentación de las poblaciones que disfrutan de su proximidad.. Además, a nivel industrial, la manteca de karité se usa como sustituto de la manteca de cacao (así que ya sabes: que no te vendan karité por chocolate).

Nueces de karite

Usos y propiedades de la manteca de karité

Me flipa la cosmética y sé que este denso aceite va genial para piel, cabello y uñas, pero, cada una a lo suyo, que yo no soy una experta. Por eso le he pedido a Carmen Navarro, socia fundadora de Maison Karité, que me diera una mano con este artículo y esto es lo que me cuenta sobre los usos y propiedades de la manteca de karité.

  • La manteca de karité va bien en todos los ciclos vitales y todas las épocas del año.
  • A nivel tópico es muy hidratante, nutritiva, calmante, anti-inflamatoria y protectora.
  • Hace una pequeña barrera natural que protege la piel del frío y el viento.
  • Mejora la piel sensible y seca.
  • Ayuda a prevenir las estrías, en los procesos de cicatrización y en patologías de la piel en general.
  • Se puede usar para la piel de un bebé. También va bien para un niño con piel atópica.
  • Puede usarla la mamá que está amamantando, para proteger pezones durante la lactancia y para prevenir estrías.
  • Va bien para adolescentes con piel irritada.
  • En mujeres en la etapa de la menopausia, que suelen tener la piel más seca, es muy nutritiva.
  • Ideal para cuidar la sensible piel senil.
  • Va bien antes y después del afeitado, pero también después de cirugías, con tratamientos oncológicos, en caso de SQM…
  • A nivel capilar, puede usarse por sí sola o en combinación con otros aceites o extractos vegetales para hacer mascarillas. Ayuda a que la fibra del cabello se nutra en profundidad y contribuye con su regeneración.
  • También ayuda a endurecer y nutrir las uñas cuando están débiles y se rompen con facilidad.
Manteca de karité de Maison Karité

Cómo aplicar la manteca de karité

Para ver un «aceite de karité», es decir, para verla en estado líquido, hace falta calentarla hasta 45º, su punto de fusión máximo.

A temperatura ambiente es una manteca de color blanco roto, solidificada y, si hace frío, bastante firme.

¡Pero que eso no te tire para atrás! Antes de aplicarla, siempre tenemos que fundirla con el calor corporal, ya sea entre las yemas de los dedos o entre las palmas de las manos. Luego no queda más que extenderla con un suave masaje.

Para la nutrición de las manos o en el rostro, basta con una cantidad similar al tamaño de una lenteja. Sobre el cuerpo, a mí me resulta más cómodo aplicarla con la piel aún húmeda, de forma que haga una ligera emulsión y deslice mejor.

En el cabello hay que aplicarla sobre todo en las puntas, con calma y paciencia, y dejar actuar por lo menos por 30 minutos. Es mejor aplicar sobre el cabello húmedo, y cubrir con una toalla caliente para mejores resultados. A mí me gusta aplicarla por la noche antes de meterme en la cama, cubrir la almohada con una toalla y retirar la manteca con un buen lavado de cabeza con champú sólido al despertarme.

¡Pero viene de África!

La manteca de karité no es el aceite más usado del mundo, pero ciertamente hoy es más popular que hace algunas décadas.

Esta manteca, hemos visto, tiene unas propiedades increíbles para la piel, las uñas y el cabello. Además, al ser sólida, es perfecta para envasarla en latas de aluminio y evitar los envases de plástico.

Sin embargo, yo no he adoptado este producto porque sea «un producto milagroso» sino porque afortunadamente tengo acceso a una marca como Maison Karité, que además de producir una manteca de una calidad increíble, tiene un impacto precioso en poblaciones vulnerables.

Una manteca que no es como otras

No todas las mantecas de karité son iguales. Ni en calidad, ni en sostenibilidad, ni en impacto social. Y la manteca de Maison Karité es la mejor que conozco en todos los sentidos. Deja que te cuente por qué.

Salvaje

La manteca de Maison Karité es ecológica, sí, pero sobre todo es salvaje. Cuando conocí a Carmen, lo que más me sorprendió saber es que el fruto de sus mantecas es cosechado de árboles salvajes de la sabana africana, y siempre una vez cae al suelo, nunca de la planta.

Recuerda que el árbol de karité no da sus primeros frutos hasta después de 15 años y a partir de aquí va mejorando en calidad.

Por eso estas recolectoras siempre esperan, sabiamente, a que el fruto caiga al suelo, para no consumir el producto hasta que está en su momento óptimo. Además, así se asegura la sostenibilidad ambiental de la explotación y la sostenibilidad económica de las cooperativas de trabajadoras que viven de este producto.

Y es que estas comunidades son las primeras que conocen la importancia de cuidar de estos árboles, de los que dependen sus vidas.

Artesana

Tras la recolección, las trabajadoras seleccionan las mejores nueces, lo que garantiza una manteca de una calidad excepcional. Luego, por hacerlo corto, las nueces son trituradas en morteros tradicionales, tostadas y batidas a mano para obtener la manteca, que aún es filtrada antes de que sea enviada a Barcelona.

La Magia de Manteca Karite Artesana hecha a mano por mujeres

El resultado es una manteca única, que no está refinada y por lo tanto conserva su olor y color característicos, reflejo de que todos sus nutrientes están intactos. Un producto de una extraordinaria calidad ,gracias a este trabajo artesanal y esmerado de las mujeres en origen.

Ética y de alto valor social

Para un consumo responsable, es imprescindible tener en cuenta los valores que están tras un producto. Y en el caso de los productos que son importados de países en vías de desarrollo, esto es aún más crucial.

Por eso, al consumir productos como la manteca de karité, es importante asegurarnos de que se trata de un producto ético, obtenido en condiciones de trabajo justo. En el caso de la manteca de karité de Maison Karité esto está garantizado.

Maison Karité tiene años colaborando directamente con las comunidades de mujeres que se encargan de la recolección del karité y la producción de la manteca. De alguna forma, estas mujeres también forman parte de Maison Karité.

Las productoras están organizadas en cooperativas autosuficientes e independientes. Además, se trata de un producto certificado. Es decir, una entidad independiente ha verificado en origen que las prácticas de elaboración del karité responden a los estándares del comercio justo. En este caso se trata de la certificación FFL que expide ECOCERT en Ghana

Los fondos obtenidos por el comercio certificado de la manteca de karité repercuten directamente en su propio desarrollo.

Pero Maison Karité quiere ir más allá. Así nos lo explica Carmen Navarro: «Paralelamente estamos desarrollando programas de comercio colaborativo con distintas agrupaciones en los que no intervienen certificadoras, si no que atendemos directamente a las necesidades que las mujeres nos plantean, siempre que sean propuestas sostenibles y que hagan crecer y avanzar la economía local. En concreto estamos ‘hermanadas’ con una pequeña cooperativa en el Norte de Ghana, Murugu. Son 120 recolectoras a las que no les llega ningún tipo de ayuda en los repartos de fondos de comercio justo de las entidades certificadoras. Se trata de un grupo de mujeres que recogen nueces de Karité en una reserva de elefantes y que realizan una maravillosa labor de cuidar la sabana y disuadir a los cazadores furtivos».

Y ya que estábamos conversando con la impulsora y líder de Maison Karité, hemos aprovechado para que os contara ella misma sobre la empresa y sobre los productos estrella de la marca.

Acabo este post con un fragmento de nuestra conversación.

Entrevista a Carmen Navarro, de Maison Karité

Vuestro desodorante natural en lata se ha convertido en uno de los productos estrella en nuestra tienda porque funciona de maravilla. ¿Nos explicas un poco cómo funciona?

El sudor de por sí es inodoro. Lo que provoca el mal olor es la acción bacteriana que sucede dentro de éste. Muchos desodorantes lo que hacen es bloquear la salida del sudor, lo cual es perjudicial para el cuerpo ya que este tiene la función de regular la temperatura, eliminar sustancias de desecho y mantener un pH adecuado.

Nuestro bálsamo desodorante contiene una combinación de ingredientes, como el aceite de comino negro y de souchet, aceites esenciales de romero, cítricos, salvia y árbol del té, que tienen propiedades bacteriostáticas (que impiden el crecimiento bacteriano), y propiedades secantes, y anaforéticas (que regulan la secreción del sudor).

Con todo esto, la idea es que las bacterias que descomponen el sudor y generan mal olor no se desarrollen, y al mismo tiempo, que no generemos ningún impacto negativo en el cuerpo por intentar impedir la transpiración en sí misma.

Luego tenemos las mantecas específicas, como la crema facial piel radiante, y la crema WildVelvet… ¿En qué se diferencian? ¿En qué casos recomiendas usar estas mantecas en lugar de la manteca básica? 

Las WildVelvet y Piel Radiante son mantecas en sinergia. Es decir, mezclas de manteca pura con aceites vegetales y esenciales que potencian determinadas propiedades, le dan más untuosidad y mejor aroma y textura.

La línea piel radiante se llama así porque las clientas nos comentaban que se notaban la piel radiante por el efecto iluminador de la moringa. La principal diferencia son los bioactivos que aporta la moringa, que se añaden a todo lo que ya aporta la manteca en sí. Además, el urucum le apora betacarotenos que son precursores de la vitamina A y maravillosos para la piel.

La línea WildVelvet es una línea con aceites de tacto seco, como el baobab, y aroma más fresco por la palmarosa y el lemongrass. La recomendamos sobre todo para pieles o con tendencia a grasas.

En cambio, la manteca de karité pura la recomendamos en personas a las que no les resultan convenientes los aceites esenciales, como es el caso de bebés niños, en post oncologías, embarazadas, personas con SQM, o personas hipersensibles…

También es un exitazo el gel moldeador Rizos Salvajes…

Nuestra línea capilar lleva aceites salvajes, ingredientes ecológicos y superalimentos. Pero el BestSeller es el Gel Moldeador Rizos Salvajes. Se utiliza con el cabello limpio para definir los rizos u ondas, devolver la elasticidad al cabello, eliminar el frizz y conseguir volumen de forma natural.

Otro producto muy especial es el jabón negro…

El jabón negro se hace con manteca de karité, aceite de coco y aceite de palmistre, saponificados con la ceniza de la vaina del cacao mediante una receta ancestral transmitida de madres a hijas. Sin perfumes ni colorantes, es pureza absoluta tal y como viene de las cooperativas. Nosotros únicamente lo cortamos y envasamos.

También creamos a partir de este jabón, por ejemplo, la mousse de afeitado, consiguiendo un resultado naturalmente cremoso y muy refrescante, gracias a la sinergia con aceites esenciales.

Para sacarle el máximo provecho es importante que no esté en contacto con una superficie húmeda, ya que al ser muy suave, si no está seco, poco a poco se va deshaciendo. Otro truco con el jabón a nivel facial es generar espuma con una brocha de afeitado, con discos desmaquillante o incluso con las manos, y aplicar la espuma en la cara. De esta forma se aprovecha al máximo el jabón.

Para terminar, ¿la sostenibilidad es importante para vosotros?

Sintonizamos tremendamente bien con vosotras por la filosofía compartida, de que tenemos que pasar por este mundo siendo lo más transparentes y menos intrusivos a nivel ambiental posible. Deberíamos pasar habiendo dejado amor, ningún rastro de deterioro hacia el planeta o los seres que habitan en él, tanto humanos, como animales, plantas.

En Maison Karité somos empresa circular y trabajamos sobre la sostenibilidad de productos e ingredientes (puros y sin tóxicos), sostenibilidad ambiental (envases, packagings, operaciones) y un tercer ámbito no menos importante, que es la sostenibilidad social (comercio colaborativo).

Somos conscientes de que implantar las 5Rs en nuestra vida supone un esfuerzo adicional. He observado que cuando voy a la frutería con mis bolsas reutilizables hay personas que miran pensando “¡vaya una rarita!”. Pero la mayoría de las veces alguien que está esperando a que le atiendan dice “a mí tampoco me pongas bolsa”.

Esa es la potencia de nuestras decisiones conscientes de compra. Como decía Honoré de Balzac, “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”.

La suma de nuestros pequeños cambios constituirá un giro positivo para todos.

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