Toallitas húmedas. Cómo y por qué hacerlas en casa

Toallitas húmedas. Impacto ambiental. Fuente pxfuel

Las toallitas húmedas desechables llegaron a este mundo a mediados del siglo pasado. Un hombre llamado Arthur Julius las inventó pensando que revolucionaría la cosmética, aunque consiguió el éxito por otro camino. De la mano, ¿por qué no me extraña? del fast food.

Supongo que habrá inspiración del oshbori japonés, que se ofrece a los comensales para asearse las manos al sentarse a la mesa. Lo cierto es que las toalltas húmedas o wet naps ganaron inmensa popularidad gracias a una versión adaptada por su inventor para una gran cadena de comida rápida norteamericana: KFC.

Y es que el márketing lo puede todo. Pronto las toallitas húmedas se convirtieron en un «imprescindible» de los cuidados del bebé y no se conformaron con eso. Esas mismas toallitas se comenzaron a usar sistemáticamente también en niños más crecidos, como «salvavidas» cuando estás de viaje o de paseo, por ejemplo, o como sustituto del papel higiénico, también para adultos (no sea que vayamos a desaprovechar ese trozo de mercado que no tiene niños).

Hoy en el supermercado encontramos hasta toallitas húmedas para limpiar superficies en casa.

De hecho, una vez, en un taller sobre vida sostenible, una mujer me comentó que lo que más difícil se le hacía, era evitar estas toallitas húmedas desechables para limpiar muebles, y hasta la mesa después de comer. Creo que aún me sorprende esta afirmación y todo lo que revela, sobre lo manipulables y condicionables que podemos llegar a ser frente a las empresas.

Lo cierto es que, como veremos a continuación, nos sobran razones para pasar de las toallitas húmedas y, así, pasar del plástico.

5 razones para no usar toallitas desechables

  1. Podemos creer que son de papel, o tal vez de algodón, pero resulta que en su gran mayoría son de plástico. En la página de un gigante de las toallitas que no quiero mencionar, podemos ver que son de fibra de polipropileno más celulosa., y que el polipropileno les otorga gran «suavidad» y «durabilidad». Es decir, son otra fuente de residuos plásticos, que alimentan las más de 380 millones de toneladas de plástico que se producen cada año en el mundo, según datos de Greenpeace de 2015.
    Si son de plástico, ya puedes adivinarlo: no se biodegradan jamás. Así, sustituimos un material que se degrada rápidamente en el agua, como es la celulosa del papel higiénico, por un material sintético que persiste en la naturaleza por muchísimo tiempo. Mal vamos.
  2. Además, debido a su uso y características, las toallitas húmedas no se reciclan. Una vez desechas una toallita, esta puede tener tres destinos posibles: la incineradora (la mejor alternativa, aunque emite gases contaminantes a la atmósfera, entre otros inconvenientes), el vertedero (que son la peor forma de gestión de residuos) o algún espacio natural (donde estará desprendiendo microfibras y microplásticos, y tal vez causando la muerte a algún animal por años y años).
  3. Lo peor, es que muchas veces las toallitas son usadas ¡y desechadas! con la misma ligereza que el papel higiénico. Es decir, muchísimas personas creen fervientemente que las toallitas húmedas pueden ser tiradas impunemente al inodoro. Por eso se encuentra una gran cantidad de toallitas húmedas (o restos de estas) en el fondo marino y en las mismísimas playas, tal como se explica en esta noticia sobre una limpieza marina en Mallorca.. (Abre los ojos y seguramente las verás cuando estés tomando el sol plácidamente este verano. Parecen trozos de tela pero no, son toallitas limpiadoras desechables).
  4. Como tardan muchísimo en degradarse, el hecho de desecharlas en el inodoro suma otro problema: atascos brutales en los sistemas de saneamiento público. Se enredan entre sí y atrapan otros desechos, como las grasas, que se adhieren a ellas. Así van creando una gran maraña de desperdicios que atasca tuberías, bajantes comunitarios, alcantarillado, depuradoras y más de forma realmente asquerosa.
    El resultado es lo que llaman el monstruo de las toallitas, una bestia inanimada pero nauseabunda que causa graves problemas. Estos atascos, además, favorecen que los residuos acaben en el mar sin pasar por los filtros de las depuradoras.
    Y nos salen caros: se calcula que cuestan a España 200 millones de euros anuales. Dinero paga la ciudadanía, aunque no nos demos cuenta.
  5. Además del plástico que compone la toallitas húmedas, estas están bañadas en una loción que en muchas ocasiones lleva ingredientes que realmente no queremos en la piel, y mucho menos en las mucosas de nuestros bebés. Pueden ser substancias irritantes o incluso potencialmente cancerígenas. Algunos ejemplos son los parabenos y otros conservantes, SLS, ftalatos, phenoxyethanol, fragancias sintéticas… Y, desde luego, prácticamente todas son fuentes de contaminación y son totalmente prescindibles.

He anunciado 5 razones, pero me queda una más, que no me canso de recordarte: los desechables no son un problema sólo por la cantidad de residuos que generan, sino también porque son un desperdicio de recursos. Cada vez que tiras una toallita húmeda a la basura, tiras también una materia prima no renovable (el petróleo), más todos los ingredientes utilizados durante su fabricación, el envase, los palets en los que se transportan y finalmente, toda el agua y la energía que se utilizó para su producción y transporte.

Todo eso y más va a la basura tras cada cambio de pañal, por ejemplo.

En cambio, cuando optamos por alternativas reutilizables, «rentabilizamos» todos esos recursos que se han gastado en producirlos. Gastamos un poco de agua y jabón para lavarlos en cada uso y poco más.

La tierra sale ganando.

Las toallitas biodegradables no son una opción realmente ecológica

Cada vez lo vemos más. Con marcas certificadas o no, nos ofrecen toallitas húmedas biodegradables como una alternativa ecológica o, simplemente, como una versión que podemos arrojar tranquilamente al váter.

Gran mentira.

Estas toallitas biodegradables, al dar información errónea, empeoran el problema, porque no se degradan con suficiente velocidad.

Algunas estimaciones dicen que tardan unos 30 días en biodegradarse, y esto si las condiciones tienen las adecuadas. Sin embargo, las aguas que salen de nuestras casas llegan a las depuradoras en menos de un día. Así, el problema de los atascos a lo largo de todos los eslabones de la cadena persiste también con las toallitas higiénicas teóricamente biodegradables. No hay toallita que se deshaga con suficiente velocidad.

Una vez escuché a alguien decir que una piña también es biodegradable, así como lo es una camiseta de algodón, pero que si las lográramos tirar por el desagüe, causamos un buen desastre. Pues algo así.

Por otra parte, es cierto que hay toallitas de materiales de origen vegetal, incluso con certificado FSC y compostables, y que indican claramente que no deben ser tordas en el WC. En estos casos agradecemos la honestidad y el esfuerzo, pero seguimos sin recomendarlas, salvo que sean para un uso muy puntual. ¿Por qué? Porque seguimos generando residuos (salvo que tengas una compostadora en casa capaz de procesar las toallitas) y desperdiciando recursos.

Las toallitas húmedas no te protegerán contra el coronavirus

El coronavirus ya nos ha dejado bastantes residuos (mascarillas desechables y guantes a la cabeza) como para que, además, consumamos más toallitas higiénicas.

Según un análisis de la OCU, las toallitas húmedas son la alternativa menos eficaz contra el coronavirus y, además, son dañinas para el medio ambiente.

Sin embargo, el consumo de toallitas húmedas aumentó en un 49% la semana previa al confinamiento, respecto a datos del año anterior.

¡No nos engañemos, que no hay nada como lavarse las manos bien con agua y jabón!

Alternativas realmente ecológicas a las toallitas húmedas para bebés

No me malinterpretes, que no estoy aquí para juzgar los hábitos de nadie sino, como siempre, para invitarte a reflexionar sobre el impacto de nuestros hábitos y para mostrarte alternativas más sostenibles, que es la mejor parte y la más útil. Luego tú verás si te sirve el contenido y qué haces con la información.

Y ahora sí, hablemos de cómo sustituir las toallitas de bebés en el cambio de pañal que hacemos dentro de casa. Es la parte fácil, porque ¡los bebés no son más que personas pequeñas!

  • Si estás en casa, no hay más que hacerlo como lo haría mi abuela.
    Normalmente no hace falta más que agua y una toalla para secar directamente. No hay más misterio. Y cuando haya caca, puedes lavar al bebé directamente bajo el grifo.
    También puedes llevar un bol con agua y esponja al espacio en el que acostumbras cambiar los pañales de tu bebé. Sin embargo, es menos higiénico y más engorroso. Yo esto lo usaba solo para cambios en caso de pis.
  • Cuando la criatura está más crecidita, la alternativa del lavamanos se nos queda tal vez pequeña. Pero en cambio ya podrás hacer el lavado en el bidet. Y si no tienes un bidet, puedes instalar un bidet de manguera fácilmente.
  • Y otro truco extra para casos desesperados: si no tienes fácil instalar un bidet ahora, puedes usar una botella blanda con «pitorro» para tu bebé (y también para ti, por cierto). Normalmente, el chorro sale con fuerza al apretar, por ejemplo, con los bidones para ciclistas.

Después de lavar, puedes aplicar un poco de aceite vegetal apropiado para piel delicada. Mucho mejor, más sano y más sostenible que las lociones que traen las toallitas de bebé.

¿Y qué hacer cuando sales de casa? Es cierto que la cosa es un poco más complicada, pero también tiene solución residuo cero. Aquí van dos propuestas para comenzar, pero estaría genial escuchar más alternativas:

  1. Lleva contigo una botellita de agua o, mejor aún, un spray con agua y toallitas limpias, de toda la vida. En el agua puedes añadir una cucharada de algún aceite vegetal que ya uses para tu bebé, e incluso, de aceite de oliva. Esto te ayudará a limpiar mejor y, además, protegerá su piel.
  2. En caso de cagadas monumentales, puede ser útil usar un poco de papel higiénico, pero si eres madre o padre, seguro que no hace falta que te lo diga, jeje.
  3. Lleva unas toallitas húmedecidas previamente desde casa y listas para utilizar. Puedes usar solo agua, o puedes hacer una mezcla que te facilite un poco la limpieza, como te explicaré a continuación.

Receta para toallitas húmedas para bebés (o no tan bebés)

Necesitarás:

  • Toallas pequeñas. Puedes aprovechar toallas de buen tamaño, cortar alguna toalla grande que tengas por casa o comprar tela de rizo en una tienda especializada. Yo he utilizado estas toallitas de algodón orgánico de Usar y Reusar. (Y si quieres saber las diferencias entre el algodón orgánico y el algodón convencional, te recomiendo leer este artículo).
  • Una taza de agua tibia, hervida previamente para mejor conservación. También puedes sustituir el agua por una infusión de manzanilla, para calmar la piel irritada, y romero, para prevenir el crecimiento de hongos y bacterias.
  • Una cucharadita de jabón sólido rallado (puedes usar el jabón de pastilla que acostumbres usar para a familia. Idealmente jabón de Marsella. También podrías usar el jabón de caléndula, que va muy bien para la piel sensible de los peques u otro jabón vegetal sin fragancias.
  • Una cucharada de aceite vegetal (aceite de oliva funciona perfectamente, pero puedes usar cualquier aceite vegetal que utilices habitualmente para tu bebé).
  • Una cucharadita de vinagre de manzana. Ayuda a bajar el PH del jabón de Marsella, que es muy alcalino.
  • Un par de gotas de aceite esencial de lavanda para aromatizar y ayudar a evitar hongos (también opcional, para usar a partir de tres meses).
  • Un contenedor para tus toallitas: Puedes llevarlas en un pequeño táper, en un bote de vidrio (aunque es más peligroso y pesado) o en una bolsa zip reutilizable de silicona, que tiene la ventaja de ocupar un espacio mínimo y se lava súper bien, incluso en el lavavajillas.
  • Un contendor para tus toallitas usadas. En este caso te recomiendo una bolsa de plástico o, mejor aún, otra bolsa zip reutilizable. como la de la foto.
Por qué no comprar toallitas húmedas y cómo hacerlas en casa

Paso a paso

  1. Vierte el jabón al agua. Si el jabón es sólido, disuélvelo removiendo poco a poco y con paciencia en el agua tibia.
  2. Cuando el jabón esté bien disuelto, añade el resto de los ingredientes de la loción y mezcla bien.
  3. Organiza tus toallitas, dobladas o enrolladas en el envasa en el que vayas a utilizarlas. Si las llevarás en una bolsa zip reutilizable, es mejor que hagas este paso en un bote de vidrio.
  4. Vierte la loción sobre las toallitas, lentamente, para que se empapen bien y tapa. Si vas a usar la bolsa de silicona, es el momento de traspasar tus toallitas húmedas a la bolsa adecuada, organizándolas una junto a la otra para que sea más fácil sacarlas a la hora de usarlas.

En el caso de bebés muy pequeños, o de piel especialmente delicada, te recomendaría usar solo el aceite vegetal con agua. Sobre todo, no utilices aceite esencial de lavanda antes de los tres meses de edad.

Puedes conservar tus toallitas hasta por una semana, mejor en la nevera hasta el momento de salir, sobre todo si se trata de días tan calientes como los que vivimos en el momento en el que escribo este artículo.

También puedes preparar la loción por separado y empapar las toallitas justo al momento de salir.

Y a la hora de lavarlas, te recomendaría añadir un poco de percarbonato de sodio para desinfectar. ¡Y esto es todo!

Mil gracias a Marion de Mon Petit Pot (que es una experta en cosmética natural y hace unos talleres increíbles) por darle una mirada y algún retoque a mi fórmula. Marion nos deja, además, otro consejo magnífico:

¿Hacer toallitas húmedas con papel higiénico?

Si buscas por las redes, también encontrarás recetas muy similares a la que acabas de leer, en las que se sustituyen las toallas de algodón por papel higiénico y se usa normalmente el doble de líquido.

Sin duda es una opción mejor a las toallitas húmedas comerciales y desechables desde el punto de vista de los residuos: ya hemos dicho que la celulosa del papel higiénico se deshace muy fácilmente.

Sin embargo, te recuerdo que el uso del papel también tiene un impacto en el cambio climático y la salud del planeta en general, porque está relacionado con la desertificación, por ejemplo.

Por otra parte, a mí me preocupa la posibilidad de que crezcan hongos y bacterias. Lo digo, porque si dudas un rollo de papel higiénico durará mucho más tiempo que 3, 4 o 6 toallidas. No sé cómo lo ves tú.

Ahora, cuéntame en los comentarios, ¿Te ha resultado útil este artículo? ¿Tienes alguna idea que compartir con nosotras para evitar las toallitas húmedas desechables? ¡Quiero saber qué opinas!

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