En mi cajón hay algunas braguitas que ya deberían haber pasado a mejor vida en nombre de la dignidad, por más que defienda el alargar la vida de los objetos. Claro que cuando tengo una semana mala y se me acumula la ropa sucia, igual me sacan de un apuro. Pero no me hace ni pizca de gracia ponérmelas. (¿No te pasa igual?)
Además, una nunca sabe cómo acaba ese día. Sin ir más lejos (que se puede y mucho), tal vez acabe con un maravilloso baño en el mar a la 9 de la tarde con las terrícolas. Mala cosa si justo ese día se te ha quedado el bañador en casa y te toca meterte en el agua con las famosas braguitas de la vergüenza. No es el fin del mundo, pero qué rabia que no te haya pillado ese día con un hermoso conjunto de lencería de sostenible de Ecometas.
(Sí. Me sucedió justo esta semana, y pongo a mis amigas por testigo).
Soy de las que escogen con mimo la ropa íntima. No soy de prendas rebuscadas y recargadas, y compro poca, como con otras cosas. Pero me gusta que mi ropa íntima sea bonita. También me gusta que me vea mi compañero de andanzas en ella, aunque sea la persona menos detallista del planeta y más allá, pero no es algo que haga por él. ¡Si hasta a una niña le gusta tener braguitas monas!
En fin, que me voy por las ramas para decir que me encanta la lencería bonita y bien hecha, pero para mí lo primero es que sea práctica, cómoda y funcional.
Por ejemplo, siempre he odiado los tangas. Por bellos que puedan ser y aun cuando mi culo estaba en su mejores tiempos. Me parecen incomodísimos así que no los llevo. Solo he tenido dos o tres en mi vida y pasaban más tiempo en el cajón que el saquito de lavanda.
Luego está el sujetador. Muchas lo odian pero yo casi no sé ir si él. Aún más, me gustan aquellos que realmente siento que sujetan sin molestar. Algo que se consigue con un buen corte o con aros, pero ¡qué bien hecha tiene que estar la pieza para que no se te claven!
Me gusta la calidad. Por eso hasta hace poco compraba mi lencería en una tienda de barrio, de tres hermanas encantadoras que siempre lograban interpretar mi manojo de requisitos y conseguir una pieza delicada que, si no era a la medida, ellas ajustaban con mimo. Pero, ¡pesadilla!, mi tienda de cabecera cerró porque estas buenas mujeres decidieron que era hora de vivir solo para ellas.
Cuando mis tres hadas madrinas de la lencería cerraron, decidí que era una señal de que tocaba hacer indispensable un nuevo requisito en mi selección: la sostenibilidad. Pero me ha costado. Llevo meses necesitando renovar el «ajuar» y como no tenía claro por dónde tirar, le iba dando largas, hasta hace muy poco.
¿Por qué comprar ropa íntima lo más ecológica posible?
La ropa interior, de hecho, debería ser la primera que compramos con tejidos orgánicos, sobre todo las mujeres. No sólo por el impacto ambiental de la lencería tradicional, cada vez más llena de materiales sintéticos, sino porque literalmente está en contacto directo con nuestros genitales. Es decir, y perdona si es muy gráfico mi comentario, pero todos esos plásticos de nuestra ropa íntima tienen entrada directa por la vida rápida de nuestra vagina al organismo. Y cada vez hay más estudios médicos que nos dicen que llevar plástico en la sangre, no es bueno.
Por eso la idea de escoger ropa íntima (especialmente bragas) de tejidos orgánicos de ser posible, y sin materiales sintéticos o con la menor cantidad, tiene todo el sentido del mundo.
Ecológica y sexi
Hace cuatro soles, si pensaba en ropa interior ecológica, me venían a la mente bragas aburridas, siempre en blanco, sin espacio para sorpresas. Nada sexi., nada sugerente, nada divertido.
¿El sujetador? Complicado conseguir algo que escapara a un corte clásico y estándar.
También podíamos recurrir a las versiones de las grandes marcas del fast fashion (diseñadas sin mucha creatividad para que valieran para todo), que comenzaron por esa vía sus líneas de producción eco. Seguro que vieron un nicho de mercado pero ya sabemos lo poco que pensaban en la ética.
Entonces descubrí a Ecometas.
Me gustó el concepto de la tienda cuando la conocí por Instagram. Pero fue conocer a Sandra Sarmiento, la jefaza de Ecometas, lo que me hizo saber que había encontrado el relevo en materia de prendas de ropa íntima y que me lanzaba por la puerta grande a la lencería ecológica.
La historia de Ecometas se parece a la tuya
Sandra tenía una necesidad personal. Ella, como tú y como yo, tenía problemas para encontrar marcas de lencería. Y es que es una mujer exigente: buscaba calidad, tejidos naturales, de ser posible ecológicos, y quería conocer la historia que tenían detrás: sus valores, su forma de hacer, su compromiso con la sostenibilidad, sus criterios éticos…
Poco a poco fue identificando algunas, pero se dio cuenta de que en general se dirigían a un público extranjero, porque les costaba más entrar al público local.
Así fue como Sandra, con toda la valentía, decidió crear una plataforma que le diera cabida a diferentes marcas, cada una con su propia identidad, pero con unos compromisos básicos.
Ecometas es una apuesta llena de energía feminista que quiere dar vuelo a las cosas maravillosas que se hacen en España. Una apuesta porque toda mujer encuentre una prenda que refleje su esencia. Tenemos mucha suerte de tener a Sandra cerca.
Ecometas: tienda online con un showroom en el barrio de Sant Antoni
Ecometas es una tienda onine, pero a Sandra le encanta atenderte con calma, así que también tiene un rincón físico en el que te recibe previa cita. Hace algunas semanas estuve en el showroom súper hermoso que tiene en el barrio de Sant Antoni, en Barcelona y salí enamorada. Pequeñito, pero con todo lo que hace falta:
- Dos hermosas sillas de terciopelo rosa en las que os sentaréis para charlar sobre lo que estás buscando y lo que ella puede ofrecerte.
- Un perchero y una mesa, repletos de bragas súper bonitas, sujetadores cómodos y sexis y ahora, ¡también bañadores y bikinis sostenibles!
- Un cómodo y amplio vestidor en el que probar lo que quieras, hasta dar con la prenda que mejor habla de ti.
Solo hay que estar un ratito ahí con Sandra para darte cuenta de cuánto le motiva lo que hace y del mimo con el que escoge cada una de las marcas con las que trabaja. Cada una con su propia personalidad y sello inconfundible pero con varias premisas en común:
- Han sido confeccionadas de forma ética. Puedes tener la seguridad de que todas las prendas de Ecometas han sido producidas en condiciones laborales justas.
- Se trata de productos locales. Ecometas huye de la deslocalización de la producción tanto como de las prendas feas.
- Se trata de talleres artesanales, que trabajan con cariño cada una de las piezas. Cero moda rápida.
- Los tejidos naturales, muchas veces orgánicos, son los grandes protagonistas. Puede que encuentres algo de elastano, para dar elasticidad, pero la prioridad son los tejidos de origen natural.
- Se trata de ropa interior sostenible de nueva generación: para todo tipo de mujeres. Piezas para disfrutar de la vida alejada de arquetipos y que acepta, disfruta y visibiliza la diversidad de la mujer.
- Todas son marcas fundadas por mujeres y para mujeres. Marcas llenas de sororidad y feminismo.
Por cierto, el showroom no podía tener mejor sede: justo arriba de la librería Prole, que es un espacio feminista para lectoras combativas. Una magnífica puerta de entrada para este mundo lleno de texturas e historias que es Ecometas.
Marcas que también son historias
La mejor carta de presentación de Ecometas, después de la sonrisa de Sandra, son sus marcas. Vamos a dar un paseo por cada una de las que están disponibles actualmente en su web.
BAELLE
De la experiencia en grandes corporaciones, nace un proyecto íntimo y familiar, en el que reinan los materiales naturales, en su mayoría orgánicos y el compromiso con la sostenibilidad.
Bárbara, diseña creaciones inspiradas en la naturaleza, con hermosos juegos de transparencias. Su empresa, que lleva junto a sus hermanos Manuela y Lorenzo, confecciona en pequeños talleres locales, favoreciendo la recuperación del sector.
(¡Y el sujetador ya es una de las joyas de mi armario!)
MARIPURI TIJERITAS
Desde San Sebastian, Garbiñe diseña y confecciona prendas de algodón orgánico en las que la comodidad y la sencillez son lo que manda. De hecho, sus braguitas si las conozco. Tere y yo las usamos desde que nació Usar y Reusar, hace 4 años y son la comodidad máxima.
Ropa íntima para ser vivida, leemos en su web. Para que «te sientas cómoda, que te gustes, que nada te roce, moleste, que disfrutes de nuestras prendas como nosotras disfrutamos de crearlas».
Y para la playa o la piscina…
Hace nada, Ecometas se ha lanzado al agua con una cuidadísima selección de bikinis y bañadores sostenibles, de la mano de dos marcas preciosas.
LOS BIKINI DE TRESS
Con colores vibrantes, diseños atrevidas pero limpios. e inspiración ochentera, la moda de baño de Mónica Jiménez no te dejará pasar desapercibida.
Se trata de prendas reversibles, para que puedas cambiar de look sin acumular más de lo necesario, lo que además garantiza una prenda se óptimo agarre. Son de tejido con certificado Oeko Text y están diseñados y producidos en Barcelona.
Y sobre todo, diseños versátiles, que igual te valen para nadar, para hacer deporte o para simplemente descansar y disfrutar en la playa.
CABUYA SURF
Con estampados propios que son casi poesía, y tejidos ecológicos, que dan una segunda vida a residuos plásticos recogidos del mar.
Los diseños de Cristina Cañamares nacen con la idea de que puedas hacer deporte con ellos, pero son tan bellos que no querrás quitártelos nunca.
Cabuya es un imprescindible del verano para mí desde el mismo año de su lanzamiento.
Un consejo. Si te gustan, no esperes más y hazte con tu preferido, que lo que se va, no vuelve.
El mayor mérito de Ecometas, para mí, es el haber podido reunir en un solo espacio (físico y virtual) esta colección de maravillas. Para que nunca más tengamos que sufrir buscando ropa interior, sostenible, ética, bella y local. Que en este lindo ricón de Sandra, encontraremos para todos los gustos.
-Este no es un post patrocinado propiamente dicho pero es el fruto de un intercambio. Al decidir que mi renovación de ajuar sería con Ecometas y ver que también podría darle una mano dando a conocer su tienda, llegamos rapidísimamente a un acuerdo. De no ser así, igualmente se hubiera convertido en mi tienda de lencería ecológica de cabecera.
Porque hay muchas cosas maravillosas
en este mundo
y a mí me encanta compartirlas
Cada 15 días escribo una carta en la que comparto un popurrí de cosas que creo que deberías conocer, porque son buenas para la Tierra o porque son buenas para ti.
Recibe las cartas de la ecocosmopolitaQue un poco, es lo mismo porque formamos parte de este planeta.
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