¿Derrochamos agua por evitar residuos?

compresas femeninas reutilizables

Con mucha frecuencia, cuando hablo de usar productos reutilizables en lugar de desechables, surge esta pregunta. ¿vale la pena el «desperdicio de agua»? Un poco lo comentamos ya en este post en el que hablábamos de por qué los desechables no son una buena alternativa. Y hace algunas semanas tengo pendiente contestar un e-mail de una lectora sobre este tema. Y no es porque no me parezca importante, sino porque quería hacerlo con toda la calma. Finalmente, he decidido dedicarle este artículo.

Llamaremos M a la autora del e-mail. Y M nos decía que le encanta «la idea, el entusiasmo y el ejemplo de concienciación» que representa nuestro trabajo en Usar y Reusar, nuestra tienda residuo cero, pero se preguntaba «cómo compaginar la cultura de no usar y tirar con la falta de agua tan terrible que estamos padeciendo y que no ha hecho más que empezar».

¿Vamos hacia una «crisis de agua»?

Efectivamente, vamos en camino directo a un problema de agua severo. Recientemente lo explicaba Santiago Martín, el ingeniero agrónomo y miembro de Ecologistas en Acción,  Y la raíz del problema está, según exponía Martín, en que el regadío en España ha crecido por encima de nuestras posibilidades, para parafrasear al innombrable.

Por un lado nos enfrentamos a un año de bajas precipitaciones (algo que se agravará cada vez más por efecto del cambio climático), y por otro lado, consumimos demasiada agua. Y te dejo un dato: el 84,3% del consumo de agua en España corresponde a regadíos. Por cierto, si quieres contribuir a reducir ese consumo, lo primero que puedes hacer es, aunque te suene rebuscado, reducir tu consumo de carne. Pero ya me estoy yendo por las ramas, eso es otro artículo.

¿Te digo esto para que pienses que tu consumo de agua en el hogar no es relevante? De ninguna manera. En 2014 en consumo medio de agua en los hogares de España se situó en 132 litros por persona al día, según el Instituto Nacional de Estadística. Una cifra que tiende a descender, seguramente porque cada vez hay más información al respecto, pero que aún debería continuar disminuyendo, y mucho más, frente a la crisis ambiental en la que estamos entrando. Así que aprovecho para dejarte mis 20 hábitos para ahorrar agua en el hogar, para que les des un repaso. pero ten en mente que para poner solución al problema de la falta de agua, hay que ir mucho más allá. Tenemos que pensar en el agua que gastamos más allá del grifo…

huella ecológica. Más allá del rifo de agua

Más allá de lo visible

En la vida moderna, especialmente en la vida urbana, parece que perdemos completamente la conexión con el origen y con el final de las cosas. A menudo los niños son incapaces de relacionar el trozo de bistec que comen con una vaca, o incluso una manzana con un árbol.

Pero el problema no es sólo de los niños. Como adultos, compramos un paquete de compresas desechables o un paquete de servilletas de papel sin pensar en la larga cadena de producción y transporte que ha hecho posible que llegue hasta nuestras manos. Y  mucho menos pensamos en qué será de todos los residuos que salen por la puerta de casa metidos en una bolsa.

Antes

Vamos a imaginarnos el origen del plástico, por ejemplo, de esas compresas femeninas. Fue producido a partir de petróleo. Petróleo que fue extraído de algún lugar lejano (con un impacto directo en el espacio natural, en la calidad del agua y en la fauna). Luego fue transportado (generando emisiones de CO2 y también con un consumo de agua, porque la producción de energía, en sí misma, tiene una huella hídrica). Fue procesado industrialmente consumiendo agua y energía, de nuevo. De hecho, habrá sido procesado en diversas plantas, con los correspondientes usos de transporte, y finalmente habrá llegado a nosotros en forma de compresa.

Hablamos de gasto de energía y de agua, de recursos naturales, de impacto en el medio ambiente, de emisiones de CO2 que aceleran el cambio climático…

En el caso del papel, recordemos que viene de los árboles, ¿correcto? Árboles que crecieron en un terreno que fue regado, sí, con agua. Que fueron tallados, reducidos a pulpa y procesados gastando considerables cantidades de agua hasta convertirlo en papel. Para que tengas una idea, según datos de la UNESCO, para elaborar una hoja de papel tamaño carta se gastan ¡10 litros de agua! Más o menos la misma historia con la producción del algodón de las compresas.  Y no entremos en los productos sintéticos que usan para mejorar características como absorción de las compresas desechables, las fragancias añadidas, etétera (de todo esto hablamos con más detenimiento en este post sobre menstruación y ecología.

Aprovecho para repasar un concepto importante: la huella hídrica de un producto. Se trata de un valor que nos indica el volumen total de agua que se utiliza para producirlo e incluso el impacto de este proceso en los recursos hídricos. Desde la explotación de las materias primas hasta el consumidor final.

Y ya puestos, nuestra huella hídrica personal indica toda el agua que indirectamente utilizamos en nuestra vida diaria, para todos los bienes y servicios de los que hacemos uso, así como toda el agua que contaminamos en el proceso.

Eso. La cosa va mucho más del agua que sale por el grifo.

 

Después

Pensemos ahora en el «después». Una compresa la usamos durante unas pocas horas y luego acaba en la basura. No es reciclable y no es para nada biodegradable, así que, después de ese rato de uso, permanecerá por cientos de años aún intacta haciendo crecer un vertedero. Salvo que sea incinerada, lo que la convertiría en más CO2 para esta atmósfera nuestra ya tan cargada.

¿Y la servilleta de papel, que parece tan inofensiva? El papel no tendría que ser tan dañino para el medio ambiente, porque el papel sí se degrada. Pero tampoco es reciclable, así que salvo que puedas compostarlo, también acabará en el vertedero o incinerado. O volando, porque se escapó del contenedor, hasta llegar tal vez a la montaña

Y prácticamente siempre, las servilletas vienen empaquetadas en plástico, y este empaque también estará intacto por muchos años. Cuando se degrade, si está en las condiciones adecuadas para ello (que no es el caso del vertedero), se convertirá en microplásticos que se comerán los peces y.sí, indirectamente volverá a casa, gracias al ciclo del plástico. Si acaso no se atraganta con ella un ave u otro animal.

¿Vale la pena?

Ahora. Recordemos el uso de la compresa. Tal vez 4 horas. ¿Y la servilleta? Muchísimo menos. Las usamos y al tirarlas a la papelera, de alguna forma estamos tirando toda el agua y toda la energía, más toda la materia prima que se usó para producirlas. Así como el esfuerzo humano que se invirtió en ello.

La alternativa es buscar opciones reutilizables. Una compresa de tela, como las que tenemos en Usar y Reusar, sin dudas también tiene una huella ecológica importante. Igual que sucede con una servilleta de algodón. De nuevo hablamos de uso de la tierra para el cultivo del algodón y del cáñamo de la que se componen, y el consecuente consumo de agua y energía para procesar esa materia prima hasta convertirla en el producto final y hacer que llegue a nuestras manos.

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Pero la diferencia es que no la vamos a tirar a la basura después de usarla una vez. Son muchas ventajas:

  • Efectivamente, tendremos que lavar nuestros desechables. En muchos casos, como las compresas, tras cada uso. Pero tenemos que pensar en toda el agua que se usó para producir las desechables. No he conseguido datos sobre la huella hídrica de una compresa femenina, pero si la de una hoja de papel es de 10 litros, estoy segura de que debe ser una barbaridad.
  • No estaremos repitiendo el ciclo de producción y desecho cada vez que usemos una compresa o una servilleta de papel (o una bolsa desechable, o lo que sea). Así, los recursos utilizados para producir nuestros productos reutilizables no irán a parar a la basura hasta dentro de muchos años, si lo hacemos bien.
  • Además el tema de los desechos es muy distinto. Aunque se tratara de un producto de plástico, si le damos larga vida, ¿cuántos desechables habremos evitado? Y si se trata de un material biodegradable, tanto mejor. Toma nota que en el caso de las compresas, recomendamos separar la parte impermeable antes de deshacernos de ellas, para poder compostar el resto. Pero falta mucho para que tengamos que hacer ese gesto. ¡Que las vamos a reusar todo lo se pueda, y remendar cuando haga falta!
  • Evitaremos además los materiales usados para el embalaje de estos productos desechables. En en caso de los productos de higiene femenina, particularmente, es un poco escandaloso hoy en día.
  • Evitas, por ejemplo en el caso de las compresas, el uso de otras substancias altamente procesadas como la viscosa, el poliacrilato de sodio o la celulosa.

Y aún creo que hay que hacer una reflexión muy importante. Al hacer una valoración del impacto ecológico de un producto, no podemos valorar sólo un indicador aislado como el uso del agua. Para saber qué opción es más sostenible que otra, hay que tomar en cuenta muchos factores, intentando tener una mirada amplia. Y cuántos más datos, mejor. Tarea nada fácil y en algunos casos, engañosa, lo confieso.

Para este artículo hemos usado como ejemplo un producto reutilizable que requiere más agua agua para su mantenimiento que otros: las compresas de tela. Y es porque nos gustan los retos difíciles. Mucho más sencillo y claro sería  hablar de botellas reutilizables de agua, de servilletas de algodón, de bolsas reutilizables de tela, de pajitas reutilizables o de discos desmaquillantes lavables. Así que espero que te valga para todos estos y más. ¿Te he convencido? ¿Acaso vas más ventajas a los reutilizables y a la vida residuo cero, en general?

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