Cuatro ejemplos de productos que deberíamos comprar de comercio justo

ejemplos de productos que deberían ser de comercio justo

«Para hablar del Comercio Justo a un niño de 6 años primero habría que explicarle que el comercio consiste en un intercambio de bienes o servicios. También habría que explicarles qué es la explotación laboral, y que para que nosotros podamos comprar ciertas cosas, hay miles de personas en el mundo que  trabajan muchas horas por muy poco dinero, y en condiciones inhumanas. A partir de este contexto le podríamos explicar que el comercio justo puede ayudar a esas personas a alcanzar algo que todos anhelamos en la vida: vivir dignamente de nuestro trabajo, con buen salario y en buenas condiciones. El Comercio Justo es una de las mejores herramientas para erradicar la pobreza, porque le estás enseñando a pescar al trabajador en lugar de regalarle el pescado.«

Le he preguntado a Laura Perona, directora de comunicación de Fairtrade Ibérica (el capítulo local de la conocidísima certificación internacional para productos de Comercio Justo), cómo podría explicar qué es el comercio justo a mi hija de seis años. El texto con el que he abierto este artículo es su respuesta. Creo que ya tenemos algo con lo que comenzar la conversación.

El 12 de mayo se celebra el Día Internacional del Comercio Justo y desde La Ecocosmopolita hemos decidido dedicarle un post a este sistema comercial alternativo que busca ayudar a crear un mundo más equilibrado y sostenible desde todo punto de vista. Analizaremos cuatro ejemplos de productos de comercio justo en los que este sello hace una enorme diferencia. Es nuestra  forma de celebrarlo y unirnos al World Fairtrade Challenge que organiza Fairtrade Ibérica del 12 al 14 de mayo de 2017.

Trabajador de comercio justo. Plátano

Igualdad, justicia y respeto
al medio ambiente

El comercio justo, según la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, es un sistema alternativo al sistema comercial «convencional», que a diferencia de este último, es solidario.

Bien implementado, puede constituir una poderosa herramienta de cooperación internacional y se basa en cuatro principios básicos:

  • Condiciones laborales justas y salarios dignos para los productores.
  • Ausencia de explotación laboral infantil.
  • Igualdad de género en las condiciones de trabajo y salarios.
  • Respeto al medio ambiente.

Más aún, en el corazón del comercio justo, al menos en sus orígenes, está una idea: la producción debe estar a cargo de pequeños productores organizados a nivel comunitario. Para Marco Coscione, este es un aspecto fundamental para hablar de un auténtico comercio justo.

«Sin unión entre los productores, sin organizaciones, sin protagonismo asambleario y estructuras horizontales de participación y toma de decisiones, no podemos hablar de comercio justo en su sentido originario».

Vale la pena leer este artículo del blog Alterconsumismo en el que Coscione reflexiona sobre el comercio justo, tal y como lo conocemos hoy. En él reivindica que el comercio justo debe ser mucho más que un certificado que se estampa sobre un producto. El comercio justo, dice Conscione, debe ser siempre un acto de resistencia, una acción redistributiva y una acción social radical. Algo que, sin dudas, se pierde de vista en nuestros días, cuando podemos comprar productos con sello de comercio justo incluso en las grandes superficies.

En parte se entiende, porque al final, domina la lógica capitalista y cuesta sobrevivir sin bailar a su compás, pero no deja de ser una lástima que el comercio justo tenga que «pasar por ese aro».

Despejando dudas sobre el comercio justo

También son mejores para el planeta

¿Cuáles son los límites entre los productos de comercio justo y los productos ecológicos? ¿Es ecológico un producto de comercio justo? ¿Que tenga un certificado ecológico es garantía de justicia social?

En palabras de Laura Perona, son cosas ligadas pero distintas: «Uno de los criterios de Comercio Justo es la protección al medio ambiente y desde Fairtrade promovemos la certificación ecológica y prohibimos los pesticidas y los transgénicos.

Por eso aquellos productores Fairtrade cuyos productos cuentan además con la certificación ecológica, reciben más Prima Fairtrade. Es decir, reciben una suma de dinero adicional, que gestionan los mismos productores y se invierte en las necesidades de toda su comunidad.»

Que no son «más caros», que son mejores

Tenemos la percepción de que los productos de comercio justo son «más caros» que sus versiones en el mercado convencional. Y parece lógico, porque una de las cosas que garantiza el comercio justo, es precisamente que el productor reciba una retribución adecuada por su trabajo. Y por eso hemos puesto las palabras «más caros» entre comillas. Porque realmente lo que sucede es que el producto convencional normalmente está abaratado a costa de la vida de los trabajadores que lo han producido.

Además, Laura Perona  advierte que comprar un producto de Fairtrade con uno de gama baja es un error. «Los productos de Comercio Justo son de alta calidad y si se comparase con uno igual incluso podríamos ver que el precio es el mismo o incluso más bajo.»

Pero además del salario, estos productos tienen que pagar una certificación o sello que lo identifique como comercio justo. Y eso también contribuye a encarecerlo, así que a veces nos preguntamos si realmente son necesarias. Laura nos asegura que sí: «Las certificaciones son importantes porque garantizan al consumidor que lo que se promete se cumple. En el caso de la certificación Fairtrade, aseguramos que los ingredientes que lleva ese producto cumplen con nuestros estándares. Para ello se realizan auditorías independientes en toda la cadena de producción por parte de la auditora FLOCERT.«

Entre el comercio justo y la producción local

Afortunadamente, cada vez se valora más que un producto sea de proximidad. Buscamos productos kilómetro cero como un símbolo de soberanía alimentaria, una forma de apoyar a nuestras propias comunidades y una estrategia para reducir el impacto ecológico de nuestro consumo. Pero normalmente los productos de comercio justo vienen de muy lejos y esto puede parecer una contradicción para las personas que buscamos vivir de forma más sostenible.

Laura comenta que «tenemos que tener en cuenta que la mayoría de productos de Comercio Justo no se cultivan en España como es el café, cacao o algodón. Además, la mayoría de los productos de Comercio Justo cuentan con la certificación ecológica o por lo menos cumplen con el criterio medioambiental del Comercio Justo, algo con lo que no todos los productos locales cuentan». Yo, de momento, creo que lo suyo es escoger de comercio justo aquellos productos que realmente no podemos consumir de proximidad, y que forman parte de nuestro día a día. Y como no hay nada mejor que hablar con ejemplos, le he pedido a Laura que me hable sobre algunos productos “estrella” del comercio justo y qué conseguimos al escoger sus alternativas certificadas en lugar a las convencionales.  ¿Vamos a ello?

Cuatro ejemplos de productos
que deberíamos consumir 
de comercio justo

Ejemplos de productos de comercio justo. Café

Café

Un buen café por la mañana es para muchos tan indispensable como un cepillo de dientes (¡o más!). Pero solemos perder de vista el impacto ambiental y social que puede tener nuestro consumo. Por ejemplo, el café brasileño con certificación Rain Forest Alliance ha sido vinculado con condciones casi de esclavitud (salarios por debajo de la pobreza, pésimas condiciones higiénicas y de salud y más). Así mismo, Starbucks ha sido acusado de comprar café brasileño producido en condiciones infrahumanas.

Comprar café de comercio justo nos aleja de este sistema deplorable y, además, nos permite incidir positivamente en las comunidades productoras.

«Tristemente el cambio climático afecta a quienes menos han hecho por causarlo y es a los productores en países en vías de desarrollo. Tal es el problema, que los cambios de temperatura han causado que el hongo de la roya afecte a miles de cafetos, y los productores tengan que trasladar sus plantaciones a campos más altos para que no les afecte a la producción de su café. Organizaciones como Fairtrade ofrecen capacitación a los pequeños productores en países en vías de desarrollo para que estos puedan adaptarse al cambio climático y así no tengan pérdidas.»

Ejemplo de producto de comercio justo. Caña de azúcar

Azúcar

Digan lo que digan, nos cuesta mucho vivir sin ella. Que sea con la conciencia limpia.

«El mercado del azúcar también sufre la inestabilidad en cuestión a precios, entre los años 1980 y 2000 el precio cayó hasta en un 75%. Es así que los productores que viven en los países en vías de desarrollo no solo tienen que lidiar con los bajos ingresos que obtienen por su producción, sino también competir con los países más desarrollados, los cuales cuentan con mejor financiación y subsidios para sus productos.

Eligiendo azúcar de Comercio Justo, no solo optas por un producto de calidad pues es azúcar de caña, sino que también estás dando la oportunidad a miles de productores a poder vivir dignamente de su trabajo.»

Ejemplos de productos de comercio justo. Semilla de cacao

Chocolate

¿A quién no le gusta un buen chocolate? La invitación es a seguir consumiéndolo, pero de comercio justo.

«Al elegir chocolate Fairtrade, estás asegurando que miles de niños no trabajen en condiciones de explotación laboral. La difícil situación del mercado del cacao y los bajos ingresos, provocaron que aumentaran los porcentajes de trabajo infantil en África Occidental.

Según Unicef, 60 millones de niños de países africanos al sur del Sahara fueron obligados a trabajar en el 2008, principalmente en la agricultura, las canteras o la construcción. Fairtrade prohíbe el trabajo infantil ilegal, ofrece a los productores a obtener un precio mínimo por su cacao, que cubre los costes de su producción y así puedan mejorar su calidad de vida y no dependan de sus hijos para que contribuyan a los ingresos familiares.»

Ejemplo de producto de comercio justo. La quinoa

Quinoa

Sin ser realmente un cereal, se ha convertido en uno de los ‘cereales’ más de moda. Originario de la región de los Andes de América del Sur, realmente tiene unas propiedades nutricionales increíbles. Sin embargo, su demanda creciente se ha convertido en un problema. Por una parte, se ha convertido en un producto casi inaccesible para sus consumidores tradicionales, pues la mayor parte de la producción se destina para la exportación. Además, han entrado otros países a competir en el mercado: «Actualmente estamos viendo en los países europeos el auge de la quinoa como superalimento

La cara que ocultan es por qué resulta más barata en los supermercados, Y se debe a que ha sido genéticamente modificada para poder cultivarla en países europeos, pues su origen es de América del Sur y la planta crece en altitudes subtropicales de más de 4.000 metros.

Fairtrade prohíbe la utilización de transgénicos y pesticidas en la producción, y el 50% de sus productos cuentan también con la certificación ecológica; por lo que optando por quinoa de Comercio Justo no solo estarás haciendo un bien al medio ambiente, sino también a tu salud y a la de los pequeños productores, que se ven perjudicados con la competencia de los países desarrollados.»

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