Hace unos 13 años la moda sostenible era algo que me quedaba muy lejos. A mí y a mucha gente, porque contadas marcas apostaban abiertamente por un modelo de negocio más respetuoso y, en general, había menos conciencia ambiental. Sin embargo, en ese contexto nació en La Rioja el Naturalista. Era el año 2003 y, decidieron mostrar que había otra forma de hacer calzado. Calzado sostenible.
Recuerdo cuando los conocí. En medio de la vitrina de alguna zapatería de un centro comercial, que me fijé en la línea orgánica de unos hermosos zapatos de piel, redondeados, estilizados y claramente cómodos. El Naturalista, leí. Sonaron campanas dentro de mí. «Es una marca que hace zapatos más ecológicos» o algo así, me debió decir Mauricio, que algo había leído por ahí. Y fue un flechazo, pero no íbamos de compras y ahí me quedó la cosa de momento.
Los primeros zapatos de El Naturalista llegaron a casa unos años después. Una querida amiga de mi hija mayor se compró unos preciosos zapatitos que finalmente no le fueron bien y ella acabó herendándolos. Luego, ya en verano de 2015, me compré unas sandalias (que dentro de poco volverán a mis pies ¡viva en verano!) y en julio del año pasado la peque grande de casa se enamoró de otras sandalias hermosas color agua, de la serie vegana, (que para mi fortuna ya son de mi talla, y si sigue creciendo, heredaré yo en cualquier momento).
Así que hace mucho que quería hablar de El Naturalista porque para mí son un referente de cómo hacer las cosas cada vez mejor. Hace pocos meses me contactó Ceclilia Puig, entonces en el departamento de prensa de El Naturalista. Decía que hacía tiempo que nos seguíamos por las redes y querían hacerme un regalo. Era el momento perfecto, porque justamente estaba buscando unas botas cómodas para usar a diario, y desde luego, quería que fuera calzado sostenible.
Y como casi que solo me las he quitado para dormir, he querido hacer una colaboración con ellos.
La esencia de El Naturalista
A finales del año pasado, en un pequeño desayuno que organizaron para presentar sus líneas de primavera de este año, aproveché para charlar un rato con Borja Martínez, Director de Marketing de El Naturalista. Para comenzar, quería saber más sobre el compromiso ambiental de la marca, algo que Borja definió como un concepto inherente a la marca.
«Trabajamos en tres «P» que son los ejes fundamentales: Producto, Planeta, Personas.
El producto es el zapato, al que le damos las mejores características que podemos para que tenga máxima calidad. El planeta, por su parte, rige nuestros esfuerzos en pro de la sostenibilidad y el medio ambiente. Y, finalmente, respecto a las personas, tenemos una frase con la que nos identificamos: “we believe in people” (creemos en las personas). Y nos referimos a todas las personas que están relacionadas con la marca: trabajadores, clientes y tiendas que ofrecen nuestros productos, además de los protagonistas de algunos proyectos sociales con los que colaboramos.
Tres claves de El Naturalista para lograr un calzado más sostenible
Una de las principales cartas de presentación de El Naturalista han sido siempre sus diseños inspirados en la naturaleza. Porque cada uno de sus pares de zapatos te intenta llevar a un hermoso destino lejano o sumergirte en un elemento. Tal vez sus suelas, que son el punto de partida de sus diseños, te hablen silenciosamente de Yggdrasil – el árbol de la vida de los pueblos de la Europa del Norte-, los acantilados de Zumaia, o la fuerza de la savia.
Pero más allá de una cuestión de inspiración, creo que sus zapatos se distinguen por tres aspectos que nos hablan de compromiso y sostenibilidad, que son lo que desde siempre me ha gustado de ellos:
- Calidad y comodidad:
Si algo no tiene una excelente calidad, no puede ser sostenible. Y si hablamos de un calzado, también tiene que ser enormemente cómodo, para que lo aproveches al máximo. «Para nosotros la clave de la sostenibilidad es que el producto dure años en buen estado. De nada te sirve usar materiales muy sostenibles si luego la persona que lo compra tiene que cambiarlo cada tres meses.» - Materias primas de confianza:
En materia de pieles, desde sus comienzos El naturalista se ha comprometido a trabajar exclusivamente con pieles de animales criados para la alimentación. «No vamos a trabajar nunca con pieles de animales que se crían para hacer ropa» -me ha explicado Borja. Tampoco trabajan con pieles que provienen de ganado de las zonas desforestadas del Amazonas. Para asegurarlo, hacen un seguimiento riguroso. «Nosotros hacemos un control exhaustivo de todos nuestros proveedores, y más aún en el caso de los de materia prima. Se exigen certificados, que den validez al discurso que ellos tienen en cuanto a valores y productos. Hay evaluaciones sobre el origen de las materias primas y, además hacemos un control directo, donde actuamos nosotros como auditores o como controladores de nuestros proveedores a través de visitas a fábricas y evaluación de las pieles.» - Fábricas propias:
Hoy en día El Naturalista fabrica más de 1 millón de zapatos al año e íntegramente son producidas a mano en sus fábricas propias, utilizando técnicas tradicionales ubicadas en La Rioja y Tánger. Esto les permite un control absoluto de la calidad del producto final, de las condiciones laborales de sus empleados y del impacto ambiental de su producción. «En nuestros procesos de fabricación no interviene ningún elemento químico, en nuestras fábricas nadie trabaja con máscaras.»
También calzado vegano
Todo fluye, todo cambia, nada permanece, todo está en cambio constante…
Nuestra rana de siempre cambia de piel pero mantiene su esencia: no se conforma, salta, y lucha contra el estancamiento de forma sencilla y mundana.
Otro eje fundamental de El Naturalista ha sido la innovación. En cuanto a concepto, diseño y también en cuanto a materiales. Por eso han desarrollado una línea sin cromo para personas más sensibles, han experimentado con materiales más sostenibles como el bambú y, ahora también ofrecen una línea de calzado vegano, y según me comentó Borjas, para el año 2018 podemos esperar grandes mejoras en este sentido.
¿El objetivo de El Naturalista es llegar a ofrecer exclusivamente calzado vegano? De momento no. Lo que sí es evidente, es que no es una marca dispuesta a estancarse. «Nuestra idea de marca es ser todo lo sostenible que podamos. En las próximas colecciones aumentaremos nuestros productos veganos, aunque la colección no será 100% vegana»,
Y es que el veganismo cada día gana más peso en nuestra sociedad, y mucho más entre las personas que tenemos una mayor preocupación por el medio ambiente (por cierto, éste será el tema de mi próximo artículo). Sin embargo, la relación entre productos veganos y sostenibilidad no siempre es tan clara ni es tan «automática». A estas posibles contradicciones entre veganismo en la moda y sostenibilidad dedicó El País un artículo, y no perdieron la oportunidad de lanzar un mensaje a El Naturalista:
«El catálogo de la marca de calzado española El Naturalista ilustra bien estas contradicciones e intenta responder a las distintas sensibilidades y demandas de los clientes más concienciados. Por una parte hay zapatillas de cuero trabajado artesanalmente y procedente de tenerías europeas; por otra, una línea de piel producida de manera sostenible y que no está tratada con cromo, un químico que se usa en el curtido de la piel y que se ha ganado mala fama por su posible toxicidad. Completa la oferta con una línea de zapatos veganos, elaborados con polipiel que es, al fin y al cabo, plástico, uno de los materiales más contaminantes del planeta.»
Así que no pude dejar de preguntar a Borja sobre este tema peliagudo. La respuesta me resultó ambigua, aunque creo que de momento no hay respuestas definitivas (o al menos no para todos):
«Todo muy relativo porque, no es solo el producto en sí, sino el proceso de producción de ese producto, el transporte de ese producto y más. Y hay determinadas variables que están alrededor, que a veces puedes controlar y a veces no. Puede que un producto vegano sea menos sostenible que uno que no lo es. Nosotros intentamos que en la producción no intervenga material químico tóxico; a nivel de logística, intentamos que ser lo más sostenibles posible tanto en el uso de vehículos como en las rutas, y luego en el producto vegano, hacemos un producto que no tiene origen animal, sino que está hecho con PVC y políéster, con microfibras de algodón. Esto da como resultado algo muy parecido a la polipiel, que nos permite garantizar la durabilidad del zapato y el confort.»
Para mí este ha sido el punto que ha quedado más oscuro, cuando para ellos la línea vegana es actualmente una de las banderas en materia de sostenibilidad. Aunque no soy vegana (ni vegetariana al 100%), voy incorporando opciones veganas a mi vida cada vez que puedo y que les encuentro sentido. Confieso que cuando compramos los zapatos veganos de la peque, lo hice muy contenta porque entendí que provenían de materiales reciclados. Sin embargo, por más que he estado indagando para hacer este artículo, no he logrado una respuesta clara (y con datos) de El Naturalista al respecto. Y aunque también me faltan datos para respaldar mi punto de vista, creo que si queremos llamar sostenible a una línea de calzado vegano, tenemos que ir más allá. Y no digo que no puedan incorporar plástico en su fabricación, pero como consumidores responsables, necesitamos argumentos más claros y sólidos.
Eso sí, confío en que la marca continúe avanzando y consiga, por ejemplo, sustituir los distintos tipos de plásticos con materiales reciclados. Por eso aplaudo el esfuerzo de El Naturalista por ofrecer una opción libre de materias primas de origen animal y, en general, continuar moviéndose siempre hacia adelante.
En la agenda: reciclar más:
Otro punto importante en cuanto a la sostenibilidad de la línea vegana es ¿a dónde van a parar estos zapatos una vez no los reutilicemos? Porque, lamentablemente, si los lanzamos al contenedor de reciclaje de plástico en España, sólo serán un estorbo, puesto que jamás serán reciclados. Y en el «punto limpio tampoco» serán tratados. De hecho, es una de las cosas que más me preocupan de estas alternativas veganas cuyas materias primas son plásticos, porque ya estamos de plásticos hasta arriba. Además, por lo que he alcanzado a ver, los zapatos de polipiel serán desechados antes que los de piel, porque veo que la calidad y durabilidad de estos tejidos es inferior. Y aunque no hay solución fácil ni clara, me ha gustado saber que nuestros entrevistados también están pensando ya en este asunto:
«Nos gustaría implantar un sistema de recogida de calzado. Alrededor del 2008 hicimos una colección llamada Recyclus, -mezcla de recycle y us-. Se trataba de zapatos que no sólo incorporaban materiales reciclados en su fabricación (en este caso en la suela y la plantilla) sino que además eran 100% reciclables. Así que pusimos contenedores en las tiendas donde vendían nuestro producto para que la gente, una vez que tuviera que desechar los zapatos, los depositaran en estos contenedores. Así podríamos recuperar todo el material para realizar nuevos calzados. Lamentablemente, no funcionó bien. No sabemos si nos adelantamos, si la gente no estaba preparada todavía para este tipo de acciones, o si no lo supimos comunicar. Lo cierto es que nos lo estamos planteando para el futuro, ahora que parece que la gente puede estar más receptiva a este tipo de acciones.»
A pesar de que Recyclus no haya funcionado tal como estaba previsto, otro de los aspectos en los que El Naturalista ha unido innovación con sostenibilidad es en lo que se refiere al reciclaje de materias primas, que hoy en día está incorporado a muchas líneas: «Usamos material reciclado en muchas partes del zapato. Por ejemplo, hacemos muchas suelas con material reciclado de la propia piel. Cuando haces un zapato, hay muchos cortes que te sobran y nosotros los trituramos y los prensamos para hacer las propias suelas de muchas líneas de nuestros zapatos.»
Bien, desde aquí animamos a El Naturalista a recuperar estas campañas de reciclaje para entrar de lleno en la economía circular.
Compromiso más allá de las fronteras
El Naturalista ha colaborado, desde su primer par de zapatos vendido, con alguna causa. 2,14% del precio de cada par de zapatos está destinado a un proyecto con impacto social. Actualmente trabajan con dos proyecto: un comedor escolar en Haití y una casa de madres abandonadas en Perú, y es el propio cliente quien escoge con cuál proyecto contribuirá con su compra.
«Tenemos un microsite que es webelieveinpeople.org. En cada caja de zapatos hay un código alfanumérico, y el propio cliente introduce ese código y dice el proyecto al que quiere destinar su 2,14%,. El importe va directamente a ese proyecto, que puede ser la construcción de escuelas, un proyecto de agua o una casa para mujeres en riesgo de exclusión. Y hay un responsable que vive directamente ahí y se encarga de gestionar estas inversiones o estas donaciones en el destino.»
No somos ecologistas pero somos buenas personas…
Cierro simplemente con un fragmento de nuestra charla, que puede resultar un poco naif, pero que encierra un mensaje importante:
Borja: «No somos ecologistas, no vamos abrazando árboles por la calle, pero intentamos ser buenas personas y rodearnos de buenas personas».
Yve: «Ojo, que ser ecologistas no es eso de abrazando árboles por la calle… Hay muchas formas de vivir la sostenibilidad».
Borja: «A lo que voy yo, es a que no nos consideramos ecologistas porque nuestros productos son lo que son, y tampoco vamos a contar cosas que no son. Nosotros tenemos una preocupación por el medio ambiente y por la biodiversidad, y por la ayuda al desarrollo de las comunidades que puedan necesitarlo. Y para lograr ser coherentes con esto, nosotros ante todo intentamos rodearnos de buenas personas y trabajar mejor día a día.»
Bonus track
¡Perdona! Aún no hemos terminado. Nos queda una buena noticia: si necesitas renovar tu calzado y te ha gustado lo que hemos explicado, aprovecha el cupón de un 10% de desciento que ofrece El Naturalista a los lectores de La Ecocosmopolita, válido hasta el 29 de marzo de 2017 en su tienda online: ECOCOS10.
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