Delta de l’Ebre, espacio frágil

Aves en Delta del Ebro

El Delta de l’Ebre, una zona única, de belleza peculiar e inmenso valor natural, camina a paso firme hacia su desaparición. Si no se toman las medidas correctas rápidamente, nada podrá impedir que desaparezca bajo el mar en unas cuantas décadas. No sólo es una de las zonas más expuestas de toda España a los efectos del cambio climático, sino que, además, el 8 de enero de 2016 fue aprobado por real decreto el Plan Hidrológico del Ebro que sólo logrará acelerar el deterioro de un Delta ya herido y enfermo.

Rincón precioso

Gracias a la singularidad del Delta de l’Ebre, en la región conviven muchos ecosistemas que dan lugar a una enorme biodiversidad. Para que te hagas una idea, en Europa hay unas 600 especies de aves y sólo en el Delta de l’Ebre pueden encontrarse unas 350 de éstas; es por eso que ha sido declarado Zona de Especial Protección para Aves.

Está formado por el diálogo de los sedimentos que arrastra el río Ebro -el más grande de España-  desde zonas montañosas del interior, con el agua del mar. Este proceso da lugar al delta y a sus condiciones únicas, y forma el humedal más grande de toda Cataluña (y también el parque natural de mayor extensión de la comunidad). De hecho, se trata de uno de los hábitats acuáticos más importantes de todo el mediterráneo.

Las Terres de l’Ebre, que abarcan el delta y la cuenca del río -367.729 hectáreas en total- fueron declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el 2013.

La zona está habitada por más de 59 mil personas que viven del cultivo de arroz (para el año 2000 ocupaba el 5,5% de la superficie de la región, es decir, 20.000 hectáreas), la pesca, el marisqueo, la acuicultura, y cada vez más, el turismo de verano.

Zona vulnerable

Esta región, hermosa y rica, es también extremadamente vulnerable. El tramo catalán del río está muy contaminado debido la presión humana, principalmente al cultivo intensivo del arroz y a los vertidos industriales ilegales (otro día podríamos dedicarle un post al caso de Ercros en Flix). Pero no sólo está contaminado; el Delta de l’Ebre está desapareciendo poco a poco por causa de muchos factores.

Uno muy relevante está directamente relacionado con el cambio climático: se trata del aumento del nivel del mar, que actualmente se calcula que ronda entre 6 y 7 mm anuales.

Delta de l'Ebre des del cel pel fotògraf Yann Arthus-Bertrand
Delta de l’Ebre visto desde el cielo

Otro es consecuencia de los embalses construidos a partir de los años cincuenta, que han reducido el caudal del río e impiden el arrastre de sedimentos que dan forma al delta. Se ha roto el ciclo natural que originó el Delta de l’Ebre hace miles de años, y por eso éste se desdibuja poco a poco. La tierra se «compacta» gracias a su propio peso -es el fenómeno de subsidencia- y como no hay nuevos aportes de sedimentos, la tierra se hunde, pierde nivel. Se calcula que unos 3 mm anuales.

Debido a estos dos factores -el aumento del nivel del mar y la subsidencia, hay una pérdida de altura relativa de alrededor de un centímetro al año en la región. Esto es especialmente grave porque el Delta de l’Ebre es una región fundamentalmente plana, con algunos puntos incluso por debajo del nivel del mar y la tercera parte del territorio a solo 25 cm por encima de éste.  Así, un simple cálculo nos revela que, a este ritmo de un centímetro por año, en solo 25 años podría desaparecer un tercio de la región bajo las aguas.

En este proceso, las costas son erosionadas sin retorno por el mar y, en esta batalla en la que el mar gana terreno a las tierras habitables y cultivables, el agua se hace cada vez más salada lo que, evidentemente, tiene un efecto añadido sobre los ecosistemas. Como el caudal ecólogico es cada vez es menor, el agua salada del mar  sube Ebro arriba mediante la llamada cuña salina, salinizando así sus riberas y poniendo en grave peligro la fertilidad del Delta.

Todo este proceso lamentable no sólo expone a la desaparición a la flora y fauna tradicional de la región. En el Delta de l’Ebre viven unas 60 mil personas que hace años ven con terror cómo sus hogares, sus terrenos de cultivo, sus zonas de marisqueo y pesca están cada vez más expuestas a daños irreversibles primero y a la desaparición en último término.

Un plan para acabar con el Delta de l’Ebre

Se supone que todos los ríos europeos deberían tener un plan hidrológico capaz de regular el uso de sus aguas, que debe ser aprobado por Europa. Desde hace décadas se lucha por un plan hidrológico del Ebro capaz de garantizar la supervivencia de una zona muy vulnerable y también muy atacada por la acción humana.

Finalmente, el 8 de enero de 2016, y tras muchas alegaciones infructuosas, fue aprobado por decreto un plan hidrológico de l’Ebre que, a pesar de que no mantiene el gran trasvase que proponía Aznar durante su  legislatura, sí que está basado en un sistema de canales que afecta gravemente el futuro del río. Tal como denuncian los grupos ecologistas y la Plataforma de Defensa del Ebro, estos canales esconden el trasvase al sur del arco mediterráneo mediante el Canal Xerta-Sènia y el trasvase a la Región Metropolitana de Barcelona mediante el Canal Segarra-Garrigues. Mediante los llamados bancos de agua, se pretende vender el agua de las concesiones para regadío, para usos urbanos del arco mediterráneo, tanto al sur como al norte del Ebro.
Actualmente el tramo final del río tiene un caudal de unos 9.000 hm3 anuales de agua, pero la nueva ley establece que sólo es necesario conservar un mínimo de 3.000 hm3. Los estudios revelan que de reducirse el caudal a este mínimo, el Delta desaparecería a una velocidad atroz, pues el caudal sería insuficiente para el tramo final.

Este caudal mínimo  daría luz verde para utilizar los 6000 hm3 anuales restantes para alimentar canales de regadíos. El proyecto es crear 465.000 hectáreas nuevas de regadío entre 2016 y 2021, que se sumarían a las 950.000 previstas en el plan hidrológico anterior (una barbaridad). También se crearían hasta  56 nuevos embalses. Para cubrir esta demanda se necesita el 75% del agua existente.

No al transvasament
No al trasvase del Ebro

El Delta no está sólo

Ante todo este panorama desolador, la gente del Delta no para de luchar. El domingo 7 de febrero de 2016 se celebró una enorme movilización ciudadana con amplísimo apoyo en Amposta.

La manifestación se celebró justo un día antes de que una delegación de eurodiputados de la Comisión de Peticiones del Parlamento europeo viajara hasta el lugar para comprobar la situación. Es un viaje que responde a una petición presentada por la Plataforma per la defensa de l’Ebre hace ya cuatro años y aunque la comisión no podrá imponer su veredicto a España, sus «recomendaciones» podrían influir de manera positiva en el curso de esta historia, la historia de les Terres de l’Ebre.

Yo fui desde Barcelona, en unos de los 110 buses que viajaron desde distintos puntos de Catalunya para participar en esta acción. De acuerdo con los organizadores, fuimos 50 mil las personas que caminamos por las calles de esta pequeña localidad de tan sólo 21 mil habitantes para defender uno de los rincones de mayor valor natural de España. Ahora estamos a la espera de que los eurodiputados presenten su informe, que al parecer estará listo en el mes de abril. La lucha continúa (y continuará pase lo que pase). Que no cese el apoyo.


2 de Febrero Día Mundial de los Humedales

El Delta de l’Ebro es uno de los humedales de mayor riqueza de Europa. Es Reserva de la Biosfera y está incluido en el Convenio Ramsar. Precisamente el 2 de Febrero de 1971, a orillas del mar Caspio en la ciudad iraní de Ramsar se firmó el Convenio sobre los Humedales. Ricos ecosistemas en los que el agua es el elemento más determinante del entorno y base de una gran riqueza de flora y fauna. Y el Delta del Ebro es un gran ejemplo.

El Día Mundial de los Humedales debe servirnos para visualizar la gran riqueza natural del Delta de l’Ebre sin olvidar su gran vulnerabilidad y los grandes riesgos que los humanos alimentamos con nuestras malas prácticas. Es muy urgente que por su cauce baje la suficiente agua que facilite el que debería ser su natural equilibrio con el mar y evite su regresión, salinización y subsidencia.

Según palabras de Manolo Tomàs, portavoz de la Plataforma de Defensa del Ebro en el artículo de Carles Bellsolà Cabals insuficients, contaminació d’aqüífers i salinitat amenacen els rius catalans, «la prueba de que son insuficientes es que retroceden anualmente cinco metros lineales. Son cinco metros menos de costa cada año, y la cuña salina -el agua que proviene del mar- entra cada vez más río adentro. (…) En lugar de un delta, cada vez parecerá más un estuario».

Y es aún más importante conseguir que lleguen suficientes sedimentos. Materiales sólidos que quedan prisioneros en los embalses, porque sus compuertas incomprensiblemente nunca se abren. Intereses poco razonables de las hidroeléctricas impiden que los sedimentos lleguen a esta preciosa joya que, de no tomarse urgentes medidas, vamos a perder bajo el mar.

-Quim Pérez Ecologistes en Acció 2 de febrero de 2017


La foto que abre el artículo es de Sergi Domeño.

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